No es la hora de claudicar, pero tampoco lo es la de permitir el desgaste de la movilización ciudadana. Es el momento de la sensatez y de las decisiones estratégicas.
Logré vincular el aula y la comunidad rural a través de expediciones que marchaban tras la huella de la cultura local en tertulias de lectura que se convirtieron en lugares de encuentro entre los padres, los hijos, los textos y la escuela.