Diseñando artefactos para resolver problemas de la vida cotidiana los estudiantes desarrollan su creatividad, su pensamiento tecnológico y aprenden el valor del trabajo en equipo.
El derecho a la educación inclusiva exige poner a los estudiantes en el centro, diseñar un servicio educativo que responda a sus diferencias y brinde los ajustes razonables y apoyos que requieran.