Con el apoyo de las tecnologías logré que los estudiantes convirtieran el pasado de exclusión que vivió éste municipio lazareto en un pretexto para investigar, conocer la historia y conectarnos con el mundo.
Escribo estas líneas porque siento que la suerte del país está en nuestras manos, los maestros, los que le apostamos al poder transformador que tiene la educación.
Para Rubén Darío Cárdenas, muchos padres esperan de la escuela lo que la escuela espera del hogar. Sin embargo, la formación de niños y jóvenes es una educación mutua.