Un nuevo paso, la redefinición de la cotidianidad de los invitados al discurso desde una lectura propia de las realidades es parte del carácter propio de la filosofía.
Los tiempos que se asoman demandan una educación ubicua enfocada en aumentar las competencias para relacionar información y compaginarla con valores compartidos socialmente. Estamos en el umbral de comenzar a producir personas inteligentes pero no hemos llegado.
¿Para qué queremos aprender en la sociedad del conocimiento y cómo se logra ese objetivo? Es necesario anticipar lo que puede estar más allá del horizonte.