Dar alas a las palabras para que se desplieguen por la oración y vuelen a través de los textos para que los estudiantes comprendan la libertad del lenguaje.
El uso de la infraestructura tecnológica existente fuera de las instituciones educativas reduciría la suma de dinero necesaria para tener los niveles adecuados de tecnología en el aula; también le permitiría los docentes centrarse en la interpretación y la expresión de los alumnos, sin sentirse obligados a usar la tecnología en cada paso del proceso.