A través de expresiones artísticas, Carmen Silvia Díaz ha construido una atmósfera de confianza en el aula para que sus estudiantes cuenten sus historias y vinculen lo estético con sus propias realidades.
Defender la educación para la sexualidad es un ejercicio ético y político, pues las creencias culturales están enraizadas más allá de lo científico, apelan a lo identitario y lo metafísico.
Logré vincular el aula y la comunidad rural a través de expediciones que marchaban tras la huella de la cultura local en tertulias de lectura que se convirtieron en lugares de encuentro entre los padres, los hijos, los textos y la escuela.