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Enseñanza para el posconflicto en colegios militares

¿Están capacitados los maestros para enseñar la paz?, en la teoría algunos rectores dicen que la incluyen pero se debería analizar si se da en la práctica.

Mayo 2, 2016

Para los colombianos, no ha sido nada fácil cambiar el chip a un lenguaje de paz, estando sumergidos por más de 60 años, en una realidad de guerra, armas y narcotráfico, es por esta razón, que hablar de un proceso de paz era algo remoto y lejano para la sociedad y apenas estamos, algunos, asimilando lo que podría ser ese gran paso para el país.

En mayo del año pasado, el presidente Juan Manuel Santos y la ministra de Educación, Gina Parody, firmaron el decreto que reglamentó la cátedra para la paz con la Ley 1732, lo que dictaba que a 31 de diciembre de 2015 todos los establecimientos educativos debían incluir la paz en sus currículos, pero de inmediato salieron a flote dudas como: ¿Se trata de una asignatura en el horario de clases?, ¿Es un eje transversal que cubre todas las materias?, ¿La paz se puede enseñar? Y fue cuando ElEspectador.com abordó al Ministerio de Educación para preguntarles en qué consiste la cátedra, habla si los colegios están preparados para la reconciliación y si la educación es obsoleta.

“Hemos sido enfáticos en que no se puede reducir la educación para la paz a dos horas o unas pocas horas a la semana”, respondió el Ministerio. “Educar para la paz es lograr que los estudiantes puedan desarrollar competencias ciudadanas, logren ser participativos, democráticos, resolver pacíficamente los conflictos, reconocer y respetar las diferencias, desarrollar pensamiento crítico”, concluyó.

Por su parte, uno de los sistemas educativos que despiertan más incógnitas en la enseñanza de la paz, son los colegios militares y el coronel Aldemar Sánchez, vicepresidente de la Asociación de Colegios Militares (Acomil), que reúne 32 de los 53 colegios de este tipo que hay en el país, añadió: “La doctrina de los colegios militares ha cambiado con los años. Antes, los alumnos de 16 y 17 años disparaban munición de guerra en el famoso polígono donde los blancos eran figuras humanas ficticias pero ahora se entrenan para tiro deportivo, debemos ser más humanos porque con los gritos herimos la sensibilidad del niño”.

A pesar del decreto que reglamenta la cátedra para la paz, muchos maestros se encuentran indecisos de cómo reaccionar ante una etapa de reinserción y el rector Gerardo Acevedo del Mariscal de Sucre confiesa: “Sería muy difícil aceptar a un niño que fue parte de la guerra. Ese tipo de estudiantes pueden influenciar al resto de estudiantes en el manejo de disciplina. ¿Cómo voy a recibir a niños preparados para la guerra si yo estoy educando para la paz?”, se pregunta.

“Me lo pensaría muy bien antes de contratar a un profesor reinsertado. Me empieza a adoctrinar gente para llegar a grupos subversivos. Aceptaría a jóvenes porque se pueden moldear, pero el pensamiento de una persona adulta es difícil de cambiar”, asegura Segismundo Sánchez, rector del Antonio Nariño.

En cuanto al rol de la enseñanza de la paz en las aulas de clase, el Ministerio respondió: “Para los estudiantes de básica el énfasis debería estar puesto en el desarrollo de competencias ciudadanas en áreas como lenguaje y ciencias para el manejo de emociones, la empatía, el autocuidado, el reconocimiento por la diferencia. De sexto a noveno grado se deberían tocar temas relacionados con identidad, género, relaciones de poder, y abordar la memoria histórica desde la perspectiva de estereotipos. Con los estudiantes de décimo y once grado se puede trabajar en la memoria histórica como herramienta fundamental para la verdad, la reparación y también para la reconciliación”.

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Henry Alberto Berrio Zapata
Gran Maestro Premio Compartir 2007
Empaqué en el equipaje de viaje de los estudiantes la herramienta más importante para cualquier destino: los argumentos.