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Los niños no quieren más comida chatarra”: Eugenio Concha

El experto chileno en actividad física y bienestar visitó Bogotá para acompañar el lanzamiento de los Planes Integrales de Bienestar Estudiantil (Pibes). 

Julio 21, 2017

Hay una enfermedad silenciosa que está afectando a miles de niñas, niños y jóvenes en todo el mundo: la obesidad infantil. Chile, por ejemplo, con apenas 18 millones de habitantes, es el quinto país del mundo con mayor número de niños afectados y es uno de los que menos actividad física practica en Latinoamérica.

Sus alarmantes cifras de consumo de bebidas azucaradas y la alta demanda de alimentos procesados, que también son el común denominador en países como Colombia o Perú, han llevado a Chile a tomar cartas en el asunto y a plantear soluciones urgentes para frenar esta sigilosa pero agresiva enfermedad.

La Junta Nacional de Auxilios y Becas (Junaeb) de Chile ya dio el primer paso y diseñó junto al Ministerio de Educación de este país y otras organizaciones un Plan Nacional contra la Obesidad Infantil llamado ‘Contrapeso’, que incluye 50 acciones para producir cambios culturales que contrarresten esta problemática.

Eugenio Concha, director de ‘Contrapeso’, magister en salud y bienestar y experto en obesidad infantil, afirma que “nos hemos vuelto enemigos del movimiento” y que es ahí, entre la población más inactiva, en donde hay mayor vulnerabilidad de padecer obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares e hipertensión, sólo por mencionar algunas.

Desde su experiencia en el diseño e implementación de diversos programas en el área de la salud y el deporte, Concha ha planteado que la educación es una ficha clave para revertir este fenómeno y que la familia y las organizaciones públicas y privadas son los medios para lograrlo. Una dirección a la que también apunta la educación pública de Bogotá, con el lanzamiento de los Planes Integrales de Bienestar Estudiantil, y que Eugenio Concha pudo conocer de primera mano. Aquí su opinión.

¿Por qué hay cada vez más niños obesos en Latinoamérica?

Eugenio Concha: El escenario actual que viven nuestros países de Latinoamérica por la doble carga de la malnutrición, ya sea por desnutrición o por obesidad, es bastante más compleja de lo que hemos logrado dimensionar.

Hace miles de años no teníamos neveras ni celulares. Estábamos obligados a conversar, a organizarnos, a diseñar estrategias en equipo para poder cazar a animales que nos iban a entregar el alimento. Pero tenemos un gen ahorrador en el cuerpo que luego de comer ahorra los alimentos pensando ilusamente que en algún momento del día va a necesitar energía. El problema es que nuestros niños ya no la están utilizando porque la manera que tenemos de desarrollar a nuestra sociedad hoy día es sedentaria.

¿Quiénes son los responsables de que exista ese sedentarismo?

El sistema completo. No se salva nadie. Hablamos desde lo público hasta lo privado. No hemos tenido la suficiente energía en las políticas públicas para poder hacer transformaciones. Pero si nos vamos con la lupa dirigiéndonos hacia los responsables, es finalmente la propia persona, que en esta interacción con su entorno no ha logrado darle valor al propio cuerpo.

No podemos seguir echándole la culpa al del lado, partamos por nosotros. Tenemos que ser actores de cambio.

¿Qué estamos haciendo o hemos dejado de hacer para que esto suceda?

Nos hemos convertido en enemigos del movimiento. La manera que tenemos de desarrollar a nuestra sociedad hoy día es sedentaria. Pero el ser humano está diseñado para moverse, para sobrevivir en el movimiento, para alimentarse del movimiento y para establecer vínculos sociales desde el movimiento.

Hoy día, dentro de las casas los niños molestan. Si se mueven mucho, saltan arriba de los sillones, se tiran al suelo, juegan con barro es una molestia para nosotros porque nos demanda más trabajo. ¿Qué hacemos? Los invitamos a la quietud y les promovemos la quietud.

No es malo regalarles un teléfono a un niño que ya tiene 12 años, lo complejo es que a los 5 años ya le entreguemos un celular para que se divierta con una pantalla, cuando ese era nuestro rol.

Hay dos frases que dicen los niños hoy día en los parlamentos escolares que llaman mucho la atención: no quieren comer más comida chatarra, porque tienen claro que les hace mal y quieren jugar más en los colegios. Necesitamos energía y ese combustible no puede seguir siendo un combustible que sabemos que nos hace daño.

¿Y por qué si sabemos cuáles son los alimentos que nos perjudican, los seguimos consumiendo?

Porque la enfermedad no es directa, no es inmediata. Si vas a un local y consumes algo que te intoxica no vas a querer comer más eso. Pero estamos insertos en un modelo de consumismo que te invita a comer, aunque no quieras. Es un gancho publicitario.

En el caso de nuestro país (Chile) hoy en día existe una ley de alimentos que prohíbe motivar a la población infantil al consumo a través de esos ganchos publicitarios. Y es una muy buena experiencia, porque no asociamos el producto con algo que sí le motiva al niño que es el juguete. Entonces tenemos que ser creativos para lo saludable para hacerlo rico y motivante para que cambie el hábito.

En algunos casos es más barato consumir a los alimentos que no son saludables.  ¿Cómo poder resolver eso?

Para el caso de las bebidas azucaradas esto es un mito. Es más barato tomar agua, comprar una mandarina, rebanarla y ponérsela a ese litro de agua. A veces las barreras económicas tienen que ver con ciertos mitos. Eso no quiere decir que no haya alimentos saludables que tengan un costo mayor, pero también hay alimentos que no lo tienen ¿Por qué elegimos un alimento u otro?

Es ahí donde tenemos que, con cariño, hacer la prevención y educar en el hábito saludable. Démosle a nuestros hijos la leche sin azúcar, una fruta en vez de un pastel. Son pequeños cambios.

¿Esto pasa porque tal vez se desconoce esa oferta de alimentos saludables?

Tiene razón. La gente sabe lo que no tiene que comer. Sin embargo, aún tenemos un desafío en instalar en ese mismo conocimiento lo que sí debería comer. Ahí hay barreas, dudas e inquietudes, porque se desconoce si es más caro, si está disponible, cómo se manipula… hay grades desafíos.

Usted dice que hay que educar en la toma de decisiones para cambiar esos hábitos. ¿Qué debemos aprender?

El ser humano no puede estructurarse a un sí o a un no, sino que tiene que tener capacidad de ser crítico, ser propositivo. Hay un elemento que es básico en la educación que es el autocuidado. ¿Cómo avanzamos en la educación para que los niños más allá de saber números, idiomas, tecnología, sepan valorar el propio cuerpo? Hoy sabemos más de tecnología que cuántos huesos tenemos. Sabemos más de cuántos litros rinde un vehículo que cuántos nutrientes necesita nuestro organismo.

Eso habla de que no hemos llegado a educar realmente en lo que tenemos que educar primero. Primero es nuestro cuerpo, después la tecnología, el número y el lenguaje. Nuestro cuerpo es la base del aprendizaje.

¿Eso fue lo que los llevó a crear un plan contra la obesidad infantil en Chile?

Chile no ha solucionado su problema. Está viviendo su gran problema, y lo que estamos haciendo es intentar movilizar a la sociedad y a todos sus actores para que emprendamos un camino distinto.

Me da vergüenza decirlo, pero Chile está dentro de los 10 países más sedentarios e inactivos del mundo, somos segundos en el mundo en consumo de pan, en toda América Latina nuestras niñas y niños son los que menos se mueven en el tiempo de ocio, y en consumo de legumbres estamos dentro de los 10 países que menos lo hace en el mundo.

Hablemos de las acciones. ¿Qué deben hacer los padres para combatir la obesidad de sus hijos?

Nuestro rol es ir al suelo con los niños para jugar con ellos. Vaya a una plaza aquí en Bogotá y los adultos dicen “yo fui a una plaza a jugar con mi hijo. Ya le tomé fotos mientras él se columpiaba o se tiraba por el tobogán”. El adulto estaba a un costado chateando. Eso no es jugar con tu hijo. Cumpliste sólo el rol de llevarlo a una plaza a jugar, pero no jugaste con él. ¿Dónde está el vínculo?

Si quieren niñas y niños sanos y felices entonces no les digamos lo que tienen que hacer, invitémoslos a lo que nosotros hacemos como modelos.

¿Cuál es el rol de los colegios?

Es uno de nuestros principales aliados. No es el que tiene la responsabilidad total, eso hay que dejarlo muy claro: no le vamos a seguir traspasando la responsabilidad al profesor y le vamos a decir al profesor es el responsable de que los niños sean obesos. No.

El profesor es tan responsable como los somos todos nosotros, por tanto, la particularidad de la escuela es que es un espacio que debe ser protegido. Dentro de los establecimientos educativos no se fuma. Entonces tampoco deberíamos permitir el consumo de alimentos que no son saludables, como lo hace Bogotá.

¿Si tú lo proteges dentro de la escuela por qué no lo proteges también dentro de la familia? Si pides y exiges que quieres una buena educación para tus hijos, ¿por qué lo educas mal fuera del colegio? Si la educación se hace entre todos, no sólo dentro del establecimiento.

¿Cuál es la responsabilidad de las organizaciones públicas y privadas?

No puedes aspirar si quiera a tener la ilusión de que vas a generar un cambio de hábitos si no estás resguardado con normativas. Y esto porque el comportamiento social es así. Lo prohibido, si bien genera siempre el desafío de superarlo, de una u otra manera establece las reglas de juego.

Hoy tenemos que avanzar en hacer transformaciones a esas normativas. Es difícil y desafiante donde hay muchos intereses de ambas partes, todos respetables. Se trata de que entendamos que tenemos que volver a vivir en comunidad y eso significa que los actores públicos y privados tenemos que mirar esto de una manera colaborativa. Sentémonos a trabajar seriamente.

¿Cómo ve a Colombia frente a la obesidad?

Colombia está dentro de los países que está enfrentando la obesidad adulta con índices alarmantes. Aunque ustedes no lo crean, también está dentro de los países que realizan poca actividad física, la población más vulnerable es la población menos activa. No nos dejemos engañar cuando veamos en un barrio un partido de futbol de niños, versus las horas que esos niños ven televisión.

Si lo comparamos con lo que le está pasando a Chile es menor, pero ustedes están caminando hacia esa dirección. Entonces no esperen tener nuestros índices de obesidad y sedentarismo para evitar llegar con bienestar a la población.

¿Qué opina de la estrategia de los Planes Integrales de Bienestar que ha lanzado Bogotá a través de su Programa de Alimentación Escolar?

Los felicito porque están dando el paso. Eso es muy importante. Todas estas instancias sirven para que la gente no sólo se re encante, sino que se le abran luces de que es más accesible de lo que creen tener una incidencia en la transformación de hábitos.

Que diferente sería que en vez de que los niños lleguen en la mañana a sentarse en un salón de clase tuvieran al menos cinco minutos de educación física, divertida, con juegos y saludos. En todos los cursos, es un pequeño gran cambio.

Agradezco la posibilidad de venir a hablar sobre el Plan Contra la Obesidad Infantil de Chile, que pone en la primera línea de importancia el querer hacerse cargo de este desafío. Pero no lo podemos hacer solos. Requiere trabajo intersectorial que no es ir a sentarse a reuniones. Es hacer trabajo articulado con bases de datos, estrategias que persigan un hilo conductor común.

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Hoguer Alfredo Cruz Bueno
Gran Maestro Premio Compartir 2009
Logré vincular el aula y la comunidad rural a través de expediciones que marchaban tras la huella de la cultura local en tertulias de lectura que se convirtieron en lugares de encuentro entre los padres, los hijos, los textos y la escuela.