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Panel ‘Competencias socioemocionales’ en la Cumbre Líderes por la Educación 2016
El experto en competencias socioemocionales, Koji Miyamoto, expuso su investigación sobre el tema y luego se sentó a conversar con cuatro personajes relacionados al área de Educación.
En el Cubo de Colsubsidio en la ciudad de Bogotá, se llevó a cabo el primero de dos días dedicados a tratar los desafíos de la educación y a generar un diálogo en torno a ellos con conferencistas nacionales e internacionales llamado Cumbre Líderes por la Educación 2016, organizado por Semana Educación.
¿Pueden los líderes, padres de familia o maestros hacer la diferencia?, este fue uno de los cuestionamientos que planteó, en el desarrollo de su conferencia sobre competencias socioemocionales la tarde del miércoles 14 de septiembre, el japonés Koji Miyamoto, reconocido economista que durante su amplia experiencia en investigación, análisis y diseño de políticas en educación, ha enfocado su trabajo en analizar los impactos y los efectos de la formación en habilidades socioemocionales sobre la sociedad.
“Programas como los que hay en Estados Unidos y el Reino Unido en donde los niños plantan árboles por ejemplo y hacen otro tipo de actividades y aventuras al aire libre, les ayuda a construir comunidad, aprenden a colaborarse los unos a los otros, a motivarse y eso permite que cuando vuelvan a sus hogares o salones de clase reflejen todo lo que vivieron. Las competencias socioemocionales pueden complementar y fortalecer otros esfuerzos que los maestros hacen y en Colombia es muy importante involucrar este tipo de habilidades”, explicó Miyamoto.
Seguido de la intervención del experto en competencias socioemocionales, tuvo lugar el panel sobre el mismo tema moderado por Óscar Sánchez, coordinador nacional de EducaPaz, quien puso sobre la mesa cuestionamientos acerca del por qué, qué se debe hacer y qué cambios se requieren para propiciar las competencias socioemocionales y que no sean degradadas y poco valoradas, para que cuatro personajes relacionados al área de Educación junto a Koji Miyamoto hablaran desde su experiencia y conocimiento en la temática.
Enrique Chaux, profesor asociado a la Universidad de los Andes, argumentó que: “En términos de evaluación lo académico se vuelve mucho más relevante e interesante, pero lo que no se dan cuenta es que las competencias socioemocionales mejoran el clima del aula, lo cual mejora la experiencia académica y social en los espacios educativos”. Por su parte, el gerente general de la Fundación Compartir, Rafael Orduz dijo: “Una cosa fundamental para los niveles de Preescolar y Primaria son las familias, ya que una cosa es trabajar las competencias socioemocionales en Bogotá, donde tienen el apoyo de los padres de familia, y otra cosa es en zonas de desplazados, quienes están inestables económicamente y con unos altos índices de violencia intrafamiliar, y tienen muy baja participación en la relación con la escuela”.
Por otro lado, Juan Sebastián Hoyos, vicerrector del colegio Gimnasio Moderno, añadió: “Para trabajar las habilidades sociales y emocionales, y desarrollar las competencias éticas, es esencial tener en cuenta el contacto con el mundo interno y hay cosas que parecen funcionar como lo son poner a los niños y jóvenes en contacto con sus sentimientos, emociones y su cuerpo a través de la escritura para que expresen su día a día y también la meditación, y que los maestros les demos un buen ejemplo. Hay muchísimas maneras que no requieren de capacitación excesiva o de recursos para desarrollarlos, lo que se requiere es voluntad”.
Para finalizar, Alfredo Hernando Calvo, psicólogo, educador e investigador dedicado a la innovación, pero también embajador del proyecto Escuela 21, expresó: “En un gran número de países se destina una hora de tutoría en la que se enseñan a cómo ser empático, cómo resolver un conflicto, cuál es un estilo de comunicación agresivo, y además, se utilizan otras estrategias como la del aprendizaje cooperativo entendiendo que desde la matemática y la música yo puedo aprender de mi compañero. Los maestros tenemos que ser valientes para que en una sesión socioemocional olvidemos el pizarrón porque no tiene sentido hacer un examen de la historia de la empatía y vivimos en una sociedad donde lo que no se puede medir no se valora”.
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