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Pedagogía urbana y otras claves para comprender qué es una ciudad educadora

 Alicia Cabezudo, exdirectora de la Red de Ciudades Educadoras para América Latina, fue una de las invitadas al Foro Educativo Distrital 2017. 

Octubre 13, 2017

El gobierno de Bogotá avanza en su propósito de convertir a la capital colombiana en una ciudad educadora, definido en la actual política educativa y tema que concentró las reflexiones del Foro Educativo Distrital 2017, con enfoque a la reconciliación, el reencuentro y la paz. Pero, ¿qué es una ciudad educadora?

Para la experta argentina y ponente invitada al foro, Alicia Cabezudo, es aquella en la que los espacios y toda esta política pública tienen claro un objetivo pedagógico amplificado: la escuela abriéndose a la ciudad y la ciudad concebida como una escuela.

Cabezudo, también consultora del Consejo de Europa y del Departamento de Cultura de Paz y Ciudadanía de la Unesco, reflexiona en esta entrevista sobre las ciudades que enseñan y de qué manera la pedagogía urbana, propia de este modelo presente en 37 países del mundo, puede contribuir a la construcción de una sociedad más integradora y receptiva a la diversidad.

En su concepto, ¿qué características tiene una ciudad educadora?

Alicia Cabezudo: Es aquella que potencia todos sus espacios, públicos y no públicos, como espacios educativos. Estos espacios educativos potenciados, desde el punto de vista pedagógico, los llamamos escenarios educativos.

Pueden ser espacios formales como la escuela, el instituto, la universidad, el centro de investigación; o espacios no formales, que son más que los anteriores porque, si en todos los espacios de la ciudad se puede aprender, cada uno de esos espacios serían como escuelas: la calle, la plaza, el parque, el museo, el cine, la galería de arte, el río con el que interactúan los habitantes de la ciudad, la laguna. Es decir, todos estos espacios se convierten en escenarios educativos y debería haber actividades pedagógicas en todos ellos.

Ahora, ¿quiénes pueden hacer actividades pedagógicas?, pueden ser organizaciones privadas, pero fundamentalmente debe ser la política pública la que establece que esos escenarios, que son públicos, sean también educadores.

¿Qué diferencia a una ciudad educativa de una ciudad educadora?

Todas las ciudades son educativas, todas. ¿Cuándo se convierte en educadora? Cuando los espacios públicos y toda esta política pública tienen claro un objetivo pedagógico. Si usted no lo tiene claro, los espacios quedan como quedan y yo hago lo que pueda en las escuelas. Pero si usted tiene una visión amplificadora del concepto pedagógico de ciudad, la escuela abriéndose a la ciudad y la ciudad concebida como una escuela, entonces, usted tiene una ciudad educadora.

¿Qué tipo de experiencias se pueden vivir en estos espacios de las ciudades educadoras?

En primer lugar, los espacios públicos utilizados pedagógicamente corresponden a una ciudad democrática. No podemos hablar de una ciudad educadora en un gobierno que no sea democrático. 

Por ejemplo, yo fui directora durante 10 años de la Red de Ciudades Educadoras para América Latina. En ese entonces, nos invitó la ciudad de Jerusalén para ser ciudad educadora.

Imagínese, Jerusalén tiene multiplicidad de espacios, además es interreligiosa porque es ciudad santa para los judíos, para los cristianos, inclusive para los árabes, etc.

Nosotros tuvimos problemas en la red para definir si se aceptaba o no porque el gobierno era extraordinariamente autoritario, respondía a un gobierno de ultraderecha y aparte castigaba permanentemente a toda la población palestina. En qué medida nosotros íbamos a hablar de democracia, de libertad y de espacio público aprovechable con un gobierno que discriminaba y no integraba, hasta el día de hoy.

Entonces, la ciudad educadora es esencialmente un resultado de un gobierno democrático y, por lo tanto, ese gobierno democrático abre todos sus espacios para el aprendizaje.

En las ciudades educadoras nos hacemos ciudadanos y sujetos políticos, estamos hablando que es todo un campo propicio para la formación de niñas, niños y jóvenes.

Sí, de hecho, la ciudad es el gran espacio para aprender ciudadanía, porque ejercer la ciudadanía es conocer los derechos y utilizarlos, y el primer espacio donde los chicos se socializan políticamente es la ciudad. Los gobiernos locales representan realmente la primera autoridad democrática para el niño en la escuela, inclusive la visitan, es el lugar donde el papá hace sus documentos, es el lugar donde lo registran cuando nace, es el lugar donde se casa la gente.

En el modelo ciudad educadora se habla de ‘pedagogía urbana’, cuéntenos un poco al respecto. 

El modelo de ciudad educadora establece que la ciudad es un contenido de aprendizaje, pero también es un espacio geográfico que recorremos y además tiene tradiciones valores, historias que nos forman como ciudadanos.

Yo aprendo en la ciudad su historia, la historia los artistas de la ciudad, de sus escritores, aprendo de los árboles las plantas, es decir, lo que denominamos el contenido curricular de la ciudad. Esto es ciudad como contenido.

Pero también en esa ciudad yo me muevo, la utilizo como un lugar geográfico que recorro, que camino, que miro. Es decir, es una trama geográfica. Voy de la escuela a mi casa, voy al museo, voy a la casa de mi amiguito, a la casa de mi abuela y voy aprendiendo cosas mientras camino por todas partes.

Me muevo en esa trama que conozco bien, por lo menos conozco el camino de mi casa a la escuela, o a la iglesia, si voy todos los domingos; y después voy extendiendo esa trama a medida que me voy haciendo más grande, el adolescente ya va solo en el Transmilenio, va solo al parque, cada vez más lejos y la trama se va ampliando.

Finalmente, y creo que es extraordinariamente importante, yo aprendo de la ciudad, en cuanto la ciudad es el modelo. Volviendo al ejemplo de Jerusalén, si sistemáticamente el alcalde discriminaba a los árabes, discriminaba a los palestinos y ordenaba a la policía reprimir, ¿en qué medida era un modelo?  No, debe ser un gobierno democrático que se convierte en la construcción mía de valores democráticos.

Entonces, ¿este modelo de ciudad educadora es el más indicado para la construcción de una cultura de paz?

No es necesaria una ciudad educadora para construir paz, pero ayuda. Es decir, si estoy hablando de una política pública democrática, estoy hablando de que la política pública de la ciudad educadora debe ser participativa, debe abrir todos los espacios, obviamente, eso significa solidaridad, cooperación, respeto a los derechos de los ciudadanos.

Si usted favorece los derechos, favorece la libertad, abre todos los espacios y es un gobierno democrático, es obvio que se aprende integración, que la diversidad es una riqueza, que construiré paz. No debemos separar el concepto integración, el concepto derecho humano y el concepto construcción de paz. Todo se debe dar interrelacionado, favorecido por una política pública.

¿Cómo se resignifica la escuela en una ciudad educadora?

Se resignifica como un escenario educativo, es otro más, es un escenario educativo que nosotros denominamos formal, sistemático, puntual, que necesito cumplir para ir ascendiendo porque es necesario hacer la escuela primaria para ir a la secundaria, terminar la secundaria para ir a la universidad.

Está reglamentado, es sistemático, pero se recombina con toda la oferta pedagógica de la ciudad, que no está reglada muchas veces, que no está compartimentada, en la que el abuelito y el nieto van juntos al zoológico, que es un escenario educativo. Entonces, usted tiene dos grupos etarios que nunca se encuentran en la escuela en la educación formal, pero se encuentran en la no formal permanentemente.

¿La labor de los maestros también se resignifica?

El maestro, que muchas veces está acostumbrado a permanecer todo el tiempo en el escenario educativo escuela, debe considerar a la ciudad como otras aulas, como otros espacios, pero muchas veces no está formado para ello.

Habría que apuntar con este concepto de pedagogía urbana, en la formación docente. Es decir, que no salgan una vez al año a hacer una excursión, sino que la salida a la ciudad sea el hábito, lo cual trae problemas de otro tipo: el del bus, el de los seguros de los alumnos, etc.  Por ejemplo, en Argentina los maestros dicen no, yo no salgo porque al chico le puede pasar algo, entre otras razones; en consecuencia, los chicos salen una vez en el año.

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