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La investigación histórica como estrategia pedagógica

Una propuesta de enseñanza del pasado en las aulas de clase, según María Fernanda Gómez, docente en la Universidad La Gran Colombia

Febrero 15, 2019

“[…] la investigación es una búsqueda de respuestas que comenzamos a practicar desde la infancia. Investigamos porque queremos saber algo, entenderlo […]. Pero también investigamos porque queremos no solamente saber, sino también crear, diseñar, construir […]” (Lloréns Báez, 2008, 26)

En las últimas décadas, la enseñanza de la historia y de las ciencias sociales ha sido un campo de reflexión y debate en países como España, México y Colombia. El centro del mismo ha girado en torno a cómo hacer de la Historia un aprendizaje vivencial y significativo, que promueva en los estudiantes procesos de conciencia histórica (Santacana, J., 2001). Este contexto hizo que adquirieran importancia preguntas sobre ¿Cómo mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje de la historia en docentes y estudiantes en diferentes grados de escolaridad? ¿Cómo propiciar la construcción de nuevas rutas pedagógicas que permitan mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje de la historia? ¿Cómo romper con el aprendizaje memorístico de la historia, pasando a un aprendizaje significativo de la misma? ¿Cómo favorecer que los docentes y estudiantes sean constructores de nuevas formas de comprender la historia? Y en sí: ¿Cómo pasar de enseñar historia a enseñar a hacer historia?

Reflexionar sobre estas preguntas invita a redireccionar la atención hasta ahora centrada en qué enseñar: memorización de fechas, grandes acontecimientos y personajes – todo un pasado muerto y poco significativo- y enfocarla en cómo enseñar. En este sentido ¿Cómo hacer que el pasado adquiera vida en el aula de clase? Involucrando al estudiante en el oficio del historiador, invitándolo a ser un detective del pasado, a ser un investigador que se acerque al pasado a través de las fuentes primarias que ofrece su contexto (Wineburg, S., 2001)

Este panorama la investigación histórica como una estrategia pedagógica se convierte en un reto interesante para nuestro quehacer docente: nos invita a innovar en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la historia y las ciencias sociales, fundamentándonos en la problematización del pasado y en la aproximación al mismo por medio de la investigación y el acercamiento a las fuentes.

En este proceso de problematización del pasado, que permite de-construirlo, re-significarlo y re-construirlo, la pregunta tiene un papel protagónico. Permitir que los estudiantes manifiesten sus inquietudes e intereses por medio de preguntas y proporcionarles las herramientas para que por medio de ellas se aproximen al pasado, abre un mundo de posibilidades para que, buscando respuestas, sean ellos los constructores de la historia

 “Para ello no sólo es necesaria la capacidad de poner en contacto a los estudiantes con los sistemas del pensamiento complejo de la ciencia, sino la posibilidad de aprovechar su mundo lúdico y los momentos de su ciclo vital para promover el uso de procesos significativos, que los lleven a construir respuestas” (Mejía, 2007)

Así como el estudiante por medio de la pregunta y la búsqueda de respuestas, se aproxima a una historia viva y significativa para su comprensión de la sociedad; los maestros y maestras, dejan de ser transmisores de conocimiento, a ser agentes activos en la construcción del saber histórico y pedagógico, debido a que, al ser co-investigadores de sus estudiantes, pueden analizar el proceso de aprendizaje de los mismos por medio de las herramientas investigativas y así, cualificar su práctica, evaluando sus propuestas de clase frente a los resultados esperados y haciendo nuevas propuestas para su trabajo en el aula; fomentando de este modo no solo la investigación tanto histórica como pedagógica.

La investigación histórica como estrategia pedagógica, además de ser una propuesta que trasforma las prácticas y roles, también pone sobre la mesa la discusión en relación a los enfoques de formación docente. Para hacer del aula un espacio de investigación, es necesario que el profesor de historia sea formado como un investigador “que investiga para enseñar, que enseña investigando y que enseña a investigar” (Traveria. 2005, 41)

Es así como enseñar y aprender historia investigando, implicaría un replanteamiento en los enfoques de formación dentro de las licenciaturas, así como un proceso cualificación docente, que promovería un aprendizaje más significativo por parte de los estudiantes, centrado en la motivación por construir el pasado.

De esta forma, la investigación histórica como estrategia pedagógica se presenta como una estrategia innovadora a nivel disciplinar y pedagógica debido a que promueve una nueva forma de aproximarse al pasado, que resulta más dinámica, atractiva y significativa, no solo para los estudiantes con quienes se implementa, sino para los docentes, debido a que permite transformar la práctica, haciendo, por ejemplo, salidas de indagación destinadas a la búsqueda de fuentes del pasado histórico de su comunidad: afianzando así lazos de identidad y memoria, a partir del reconocimiento y construcción de pasado cercano.

Bibliografía

  • Lloréns Báez, L (2008). Didáctica de la investigación. Una propuesta formativa para el desarrollo de la creatividad y la inteligencia. Editorial Universidad Autónoma de Baja California, México.
  • Santacana, J. (2001). Cazando microbios: Salud y enfermedad. Ejemplo de una didáctica de la historia basada en las fuentes. Aula-Historia Social, (7), 66-79.
  • Tribó Traveria, Gemma. (2005), Enseñar a pensar históricamente, los archivos y las fuentes en la enseñanza de la Historia. Barcelona. ICE UB/ Horsoni.
  • Wineburg, S. S. (2001). Historical Thinking and Other Unnatural Acts: Charting the Future of Teaching the Past. Philadelphia: Temple University Press.
*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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María Del Rosario Cubides Reyes
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