Diseñando artefactos para resolver problemas de la vida cotidiana los estudiantes desarrollan su creatividad, su pensamiento tecnológico y aprenden el valor del trabajo en equipo.
Gracias a las piezas del Tangram chino, los maestros y estudiantes aprenden de forma dinámica la relación coherente entre varias ideas, acciones o cosas.
Por medio de situaciones cotidianas, como el pasaje del transporte público o las recetas gastronómicas, los alumnos aprenden la proporcionalidad directa.