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Comisión de la Verdad: lineamientos de pedagogía

Septiembre 5, 2019

 

Para Pensar el Sentido:

La verdad y la complejidad en su esclarecimiento y su importancia como bien público que nos ayudará a todos los colombianos en el tránsito hacia la paz, son el punto de partida del trabajo de la estrategia de pedagogía de la Comisión de la Verdad.

A través de la reflexión en torno a la verdad, la pedagogía contribuirá a cada uno de los objetivos misionales de la Comisión: contribuirá a que la sociedad reconozca el conflicto y sus impactos en la vida de más de 8 millones de personas, la democracia y el medioambiente, también frente al  reconocimiento de las víctimas como ciudadanos con derechos. La acción pedagógica de la Comisión de la Verdad aportará al conocimiento de los ejemplos de resistencia y resiliencia, de víctimas, comunidades, organizaciones e instituciones que han logrado tejer de nuevo su convivencia, en medio del conflicto. Pero, sobre todo, la pedagogía tiene como horizonte la No Repetición de lo sucedido para facilitar el camino hacia una paz estable y duradera.

Según el comisionado Alfredo Molano, “el conflicto armado dañó a las personas y les impuso el miedo y el silencio, y afectó su identidad. Transformó a los políticos de adversarios a enemigos, mató a la oposición y vio conspiración por todas partes, y corrompió desde distintos niveles institucionales y de la sociedad. Llevó a jóvenes campesinos a matarse entre ellos, rompió familias y las llevó a desplazarse y las metió en lógicas de “no futuro”.

Por eso, hablar hoy sobre las verdades no sólo es oportuno para la sociedad colombiana, sino que es cumplir una deuda histórica con las víctimas y la sociedad. Colombia ha estado trabajando en la construcción de la memoria histórica de lo sucedido por más de 50 años de conflicto armado interno. Además del derecho a saber qué sucedió, se trata de identificar el por qué sucedió y quienes se beneficiaron del conflicto. El conflicto nos habla de pasado, la verdad nos abre la perspectiva del futuro por construir.

Hablar sobre el valor de la verdad también es necesario para la sociedad colombiana, en tanto es lo primero que se tiene que recuperar de lo que se perdió con la guerra. La mentira ha sido parte del lenguaje que los actores armados le han impuesto al país por más de medio siglo, y que aún hoy siguen divulgando por otros medios, incluso hoy se habla de “posverdad” o mentira emotiva. La mentira ha sido utilizada como recurso de control sobre el pensamiento y el comportamiento de las comunidades, para erigir y afirmar liderazgos, para explicar lo acontecido, y en muchos casos para justificar las acciones de quienes han infringido dolor sobre los otros. Paulatinamente se ha debilitado la importancia y el valor de la verdad en la sociedad colombiana en tanto su búsqueda no ha sido un propósito común que convoque el interés nacional, y ha estado expuesta a los vejámenes producidos por intereses mezquinos afincados en la “ley del más fuerte”.

La verdad es esencial para la vida en sociedad porque es la base de la confianza entre los y las ciudadanas y para disfrutar el bien común; cuando se debilita socialmente el valor de la verdad se vulneran los referentes sociales y culturales desde los cuales se estima lo que es justo, bueno o bello. Colombia no ha dimensionado los daños irreparables a la naturaleza, el territorio, la cultura, que se ha causado con el conflicto armado interno, y por ello urge que desarrolle habilidades para afrontar la verdad y todo lo que ella implica.

Generalmente se ha optado por silenciar, ocultar o negar lo sucedido, en aras de una aparente tranquilidad social, o por la persistencia de la guerra y de los hechos victimizantes en muchos territorios del país. Porque la verdad duele, incómoda, es vista como azarosa o porque pone en evidencia lo que todos han callado por décadas, hay miedo a conocerla y en medio de esto la sociedad ha caído en la desesperanza.

El compromiso de la sociedad civil en el camino de la construcción de la verdad es fundamental, y más cuando pretendemos la construcción de narrativas de ESPERANZA amplias, incluyentes y complejas que acojan a las distintas voces y las contenga sin absorberlas. Voces desde los territorios de pueblos indígenas, comunidades negras, raizales, palenqueras; de las tierras insulares y las del exilio; selvas, ríos, páramos, desiertos, valles, bosques, ciudades, mares, montañas; voces, gestos y señales de las personas ciegas o sordas y con capacidades diversas; niños, niñas y jóvenes, mujeres y personas LGBTI. Las voces de quienes quieren ser reconocidos y de los que no; de los responsables, los incrédulos, empáticos, indiferentes y contradictores; de las víctimas directas e indirectas; de quienes están organizados y los que no. Se trata de lograr una polifonía que tiene como condición que cada ciudadano y ciudadana se reconozca a sí mismo/a y se haga responsable de sí, de lo que ha hecho, de lo que ha producido en los demás y de lo qué hará para aportar a un país en paz.

El presente documento pretende dar cuenta de la estrategia de pedagogía para la Comisión de la Verdad, para lo cual comienza por plantear su marco de referencia asociado con el mandato de actuación de la Comisión y con los alcances de su objeto de trabajo en torno a la verdad; también se presentan los principios generales de la estrategia y en adelante se definen los propósitos que persigue la estrategia, las líneas de trabajo y los públicos, actividades y metodologías que logran mayor precisión al priorizarse los públicos en términos pedagógicos, siempre en el horizonte de la no repetición.

 

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