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La escuela no es una empresa, ni la educación un negocio
El presente artículo propone una reflexión crítica sobre la influencia del discurso empresarial en la escuela, el cual considera a la educación como un bien esencialmente privado y cuyo valor es ante todo económico. Hoy no cesa de escucharse cómo conceptos propios del mundo empresarial y mercantil se adhieren a la educación: «calidad», «competencias», «indicadores», «excelencia», «estándares», «evaluación por resultados», «pruebas estandarizadas», «oferta y demanda», «cliente y servicio», etc. Esto ha hecho que se sobrevalore esta clase de conceptos y no a la educación misma; es decir, los conceptos empresariales se usan como expresión genérica y como única verdad para caracterizar la educación. En ese sentido, en primer lugar, se expondrá las trampas, efectos y consecuencias de uno de los conceptos originarios del mundo empresarial como lo es el de calidad de la educación. En segundo lugar, surge la necesidad y la urgencia de develar prácticas alternas en defensa de una escuela que recupere la educación como valor social.
Sobre el autor
Deyby Rodrigo Espinosa Gómez. Licenciado en Ciencias Sociales. Universidad de Antioquia. Colegio Parroquial de San Francisco de Asís.
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