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Premio Compartir 20 años

Junio 19, 2019

 

Colombia, durante la década del ochenta, vivió una serie de desafíos económicos, sociales, políticos y de estabilidad nacional que condujo a la configuración de un nuevo panorama institucional. Esta década también estuvo marcada por una serie de desastres naturales que reflejaron la fragilidad de la vida en muchos territorios del país.

En este contexto, la Fundación Compartir surgió como un espacio de trabajo colectivo para la construcción de estrategias que permitieran mitigar los efectos de los desastres naturales y la promoción de acciones para aumentar la empleabilidad, el crecimiento económico y la equidad en Colombia.

De manera paralela, en esta misma década en el país se dio apertura a una serie de debates y preguntas en torno a la educación que sentó las bases de las principales reformas del sector educativo. Entre ellas, la Constitución Política de Colombia y la Ley General de Educación definieron los principales propósitos del país con relación a la formación de la población colombiana. Más adelante, la Ley 715 de 2001 establecería una serie de ajustes a la prestación del servicio educativo que permitió la reorganización de los establecimientos educativos, la definición de competencias de las entidades estatales y la reglamentación para la transferencia y apropiación de recursos.

Durante este proceso de redefinición del sector educativo en Colombia, el país comprendió que el futuro y desarrollo social y productivo del país se encontraba fuertemente relacionado con la calidad de la educación.

Por ello, la Fundación durante esa década se preguntó cómo aportar al proceso de transformación de las condiciones educativas de los colombianos, mediante la cual se generarán oportunidades más equitativas para toda la población a lo largo del territorio nacional.

Una de las acciones que emprendió la Fundación fue aportar al fortalecimiento de la infraestructura de las instituciones educativas y de los centros de desarrollo infantil (CDI). Desde 1987 se han construido 3 CDI y 67 establecimientos en 34 municipios del país. Este fortalecimiento de la oferta educativa también se concretó en la administración del servicio en 3 instituciones educativas de Bogotá, de las cuales dos siguen en funcionamiento, una administrada por la Fundación y otra por la Secretaría de Educación Distrital.

Sin embargo, el incremento de la oferta no es suficiente para garantizar la ampliación de oportunidades educativas, especialmente para aquellos niños, niñas y jóvenes que inician su escolaridad con grandes desventajas. El país, entonces, durante estas décadas requería comenzar a pensar cómo los procesos educativos en las aulas y en los establecimientos educativos aseguraría aprendizajes significativos a los estudiantes, pertinentes a sus contextos que compensen las inequidades de su entorno y cómo las habilidades que adquieren en la escuela les permite responder a las necesidades globales que el mundo demanda.

Por esta razón, la Fundación empezó a liderar en Colombia el reconocimiento y posicionamiento del rol del maestro como un factor primordial en la calidad educativa.

La apuesta por los maestros, como la clave del desarrollo educativo y social del país, se concretó en los años noventa con la creación del Premio Compartir al Maestro.

Inspirado en estrategias de reconocimiento a los maestros a nivel internacional, el Premio se originó, en primer lugar, por el interés de la Fundación en identificar prácticas docentes que logran aprendizajes significativos y de calidad en los estudiantes, resultado de un trabajo profesional, sistemático y claro. En este sentido, el Premio empezó a fomentar la necesidad de concebir al maestro como un profesional de la educación cuya formación redunda en un trabajo que permite de manera creativa e innovadora resolver los desafíos de la realidad escolar en los diferentes contextos del país y, que logra los objetivos de aprendizaje que se propone.

En segundo lugar, el Premio buscó destacar el rol social del maestro en las comunidades locales y a nivel nacional, por medio de la recuperación de la valoración de su trabajo con los estudiantes, en las aulas y en las escuelas. De acuerdo con esto, el Premio consideró que elevar el prestigio de la docencia en Colombia era un requisito fundamental para fortalecer los procesos de atracción de los mejores candidatos a la docencia y aumentar la probabilidad de permanencia de los maestros en su profesión.

Este doble propósito, con el cual surgió el Premio, anticipó de manera visionaria la necesidad de reflexionar sobre la profesionalización de la docencia en el país, que a partir del año 2002 se posicionó en el centro del debate educativo con la emisión del Nuevo Estatuto Docente (Decreto 1278 de 2002). Este nuevo marco normativo que coexiste con el Decreto 2277 de 1979 y el Decreto 804 de 1995, configuran desde la década del 2000, nuevas reglas para la organización de la profesión docente. De los aportes que realiza el Decreto 1278 es importante destacar la centralidad que le da a la formación continua y a la evaluación docente, como condiciones indispensables para el ingreso y el ascenso de los maestros en la carrera docente.

Así las cosas, el surgimiento del Premio Compartir al Maestro es el resultado de la convergencia de las demandas y preocupaciones del país en torno a la calidad de la educación y al mismo tiempo se convierte en una estrategia que permite la incorporación de visiones contemporáneas de los procesos educativos y el aprendizaje.

Desde su creación, el Premio ha recorrido un camino en el cual cada año se enriquece su metodología de identificación de buenas prácticas docentes y de reconocimiento de los maestros. Su proceso de diseño e implementación reflejan el interés continuo de la Fundación por identificar a los mejores maestros y proveer al país de información valiosa sobre su quehacer educativo.

Es así, como desde el año 2012 el Premio amplió su horizonte y empezó a reconocer la labor de los directivos docentes con la creación del Premio Compartir al Rector, el cual busca fomentar la gestión y profesionalismo de los líderes de las instituciones educativas.

La solidez, eficacia, modernidad e innovación que ha caracterizado el Premio durante estos 20 años, al mismo tiempo ha dado forma a la labor educativa de la Fundación en el fortalecimiento de

las redes de maestros, la creación de procesos de formación docentes y acompañamiento, la generación de espacios de socialización y regionalización y la puesta en marcha de procesos de gestión de conocimiento que nutren la comprensión del sistema educativo en Colombia.

Es así como, en cada uno de estos ejes de acción, la Fundación cuenta en la actualidad con importantes avances que permiten continuar con su labor y propician la definición de nuevos horizontes de trabajo e investigación.

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Jesús Samuel Orozco Tróchez
Gran Maestro Premio Compartir 2005
Senté las bases firmes para construir una nueva escuela rural donde antes solo había tierra árida y conocimientos perdidos.