Temer al riesgo hace que muchas propuestas pedagógicas dejen de innovar y, para generar una cultura realmente creativa desde la educación de niños y jóvenes, hay que emprender procesos que pueden fallar.
El pensamiento sistémico en el personal docente se construye a través de la construcción de la finalidad de la innovación, y del firme empeño en concretar esas expectativas en un entorno donde todo miembro del personal debe ser visto como un colega digno de confianza para examinar las suposiciones y prácticas habituales.
En un proceso de innovación educativa los docentes deben enfrentar la inevitable realidad de que su modelo individual de auto-mejora para el crecimiento profesional nunca logrará los resultados deseados de un mayor rendimiento de los estudiantes en toda la institución educativa.
El uso de la infraestructura tecnológica existente fuera de las instituciones educativas reduciría la suma de dinero necesaria para tener los niveles adecuados de tecnología en el aula; también le permitiría los docentes centrarse en la interpretación y la expresión de los alumnos, sin sentirse obligados a usar la tecnología en cada paso del proceso.