Leer es como conversar con alguien: ese alguien solo se sentirá escuchado y se sabrá comprendido cuando yo puedo decir algo (nuevo) sobre lo que me ha referido.
Esta valoración debe abarcar cómo el estudiante está actuando y el modo como se relaciona con sus condiscípulos y maestros para alcanzar el aprendizaje que se le propone.
Si bien la escuela es diferente al hogar, no debe establecerse una nueva oposición entre una y otro. Los procesos de crianza y educación difícilmente pueden delegarse el primero a la casa y el segundo al colegio.
Se hace necesario revisar las prácticas pedagógicas de la escuela, sobre todo en lo que atañe a una realidad que se ha ido haciendo habitual y ante los ojos de muchos “normal”.
La escuela impertinente siempre espera a que llegue una cartilla que justifique su enseñanza dogmática, con tal de evitar pensar, de no tener que revisar sus prácticas.