Las personas adultas pensamos que por nuestra edad y experiencia estamos mejor equipados para tomar decisiones que afectan directamente a infantes y jóvenes, ¿es siempre el caso?
Abro una ventana a los niños con discapacidad para que puedan iluminar su curiosidad y ver con sus propios ojos la luz de la educación que hasta ahora solo veían por reflejos.
La identidad personal puede ser la razón por la que socialmente se identifica a una persona como “el otro”, es decir, no perteneciente a nuestro grupo.
La tecnología no es suficiente para educar jóvenes en un mundo pospandemia, se necesita una intersección entre ciencias y humanidades con fines de innovación.