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El dispositivo pedagógico: ¿para la acción o para la información?

Un educador colombiano explica cómo incluir la inclusión con flexibilización dentro y fuera del aula de clases.

Abril 9, 2019

Uno de los aspectos fundamentales en el accionar del maestro, radica en la experiencia que se debe derivar de lo experimental, determinando en el trasegar del tiempo y su permanente formación en un proceso de expertización, de tal manera que su tasa de error en su campo de acción disciplinar tiende a cero.

Es claro que en el campo social, los conceptos no son entidades inamovibles, por lo tanto cuando un maestro se apega a una ó unas formas de enseñar, y por ende a las primeras épocas de su experiencia y desde luego evoca las bondades de esa época y critica a ultranza las formas didácticas de comunicar un saber en la época actual, permite determinar la perspectiva de su acción en una forma anacrónica, ya que las épocas tienen sus propias necesidades que hacen de ellas, referentes para diferenciar y transformar la práctica pedagógica.

Hoy el dispositivo tiene que acercar la teoría y la metodología, permitiendo la constitución y conformación de una sola entidad que promuevan el abordaje de procesos históricos y culturales.

Es así que aferrarse a las prácticas que nos formaron en la escuela y de esta forma replicarlas en nuestro accionar como maestros, permite establecer el habitus con un principio generador y clasificador de las prácticas sociales, en particular en el contexto escolar, es por esto, que el habitus como parte del dispositivo en la escuela, asegura de alguna manera la presencia activa de la experiencia y la práctica, lo cual garantiza la conformidad y la continuidad de las prácticas, lo anterior se refleja en las instituciones escolares y en particular en las Escuelas Normales, ya que la perpetuidad en las prácticas no ha permitido la transformación de una práctica docente en una práctica pedagógica que conlleve la reflexión, el énfasis y la interpretación de nuestro accionar, con un propósito esencial, tomar nuestra experiencia incorporada y transformada en su forma y en su esencia, permitiendo la articulación e integración entre la objetividad y la subjetividad con los procesos de socialización.

Es conveniente decir que la tradición normalista la podemos considerar como una agregación y yuxtaposición de formas y una superposición de enfoque a nivel didáctico y metodológico, que se han dado a nivel macro, de tal manera que las prácticas en las Escuelas Normales no tienen una identidad que las haga instituciones que promuevan la formación de maestros libre-pensadores y con proyecciones innovadoras, corroborando que los saberes, experiencias y aprendizajes tempranos se arraigan tanto en nosotros que se pueden considerar como una segunda naturaleza, de tal forma que el habitus pasa a ser un “haber” que se transforma en “ser”.

Es claro que la reproducción de prácticas a nivel micro (en la escuela) son el reflejo de las prácticas ó enfoques a nivel macro (tendencias) que en una arqueología con referentes y límites históricos permiten identificar y diferenciar las tendencias que se han dado en interpretaciones de necesidades e intereses sociales, culturales, económicos y políticos, permitiendo así que en forma inconsciente la circulación de enfoques que han mostrado y demostrado, modas que se desarrollan en lugares y épocas que no interpretan los contextos propios de las regiones o lugares en los cuales las Escuelas Normales se encuentran inmersas.

Es necesario en el proceso de reestructuración de las Escuelas Normales que estas se puedan: reformular, recontextualizar y sobre todo reconceptualizar a partir de una tradición normalista que sus componentes importantes han sido la oralidad, la norma y la forma de las formas de formación.

En un proceso de reestructuración, no se trata de fundar nuevamente la institución normalista en el país, sino de visualizar la tradición de ella, lo cual permite la determinación de las debilidades, posibles fortalezas y las oportunidades que permitirán la transformación e innovación de prácticas, metodologías y formas de comunicar el saber pedagógico, como pilar esencial en el desarrollo formativo de maestros en la perspectiva de un círculo virtuoso y no vicioso que pueda potenciar la creatividad y la imaginación de maestros en formación desde una perspectiva metodológica flexible que genere una cultura de construcción del saber didáctico y pedagógico en una forma colectiva.

Es claro que en los procesos de reestructuración de una institución, se debe dar en dos aspectos que tiene que ver con la estructura como son: la infraestructura, es pues lo relacionado con lo material, es así, que es necesario la adopción de la planta física a las nuevas necesidades e intereses de formación que se acompasen a un maestro que interprete el territorio físico, como un lugar que le permita transformar su accionar en el aula.

Acá podría plantear que en esta transformación de la planta física, al menos desde los propósitos; un lugar o espacio que era para dormitorios, donde los estudiantes internos de la Normal Superior “Jorge Isaacs” tenían la oportunidad en las noches de soñar y tener pesadillas, hoy en una forma casi complementaria se han transformado en una aula para la transformación, y la innovación en el aula, permitiendo que los sueños y las utopías empiecen a ocupar topos o espacios reales, permitiendo que en medio de dificultades y obstáculos, acercar a los niños a una formación que permita acercarnos a la historia de la matemática como fundamento para significar y valorar el saber matemático, el escribir los procesos desde un referente que referencia los lenguajes cotidianos, formales y gráficos de la matemática, permitiendo acercar el opus operatum (lo teórico), al modus operandi (la práctica), teniendo en cuenta lo dicotómico de lo teórico y lo práctico, la valoración de la creatividad y la lúdica como componentes esenciales y generadores de la transformación del como aprender, la formulación y argumentación de lo planteado desde un saber formalizado y ortodoxo como es la matemática, la oportunidad de autoevaluar su aprendizaje y hacer y evidenciar en forma consciente lo aprendido, por medio de extrapolaciones, interpolaciones, transferencias, aplicaciones y derivaciones de lo apropiado.

Retomando la tradición y el proceso histórico de las Escuelas Normales, se observa y se infiere una interpretación de lo “formal” ó “tradicional”, permitiendo establecer una fuerte resistencia desde lo histórico y desde lo subjetivo a la posibilidad de un devenir que posibilite la apropiación de prácticas que interpreten el contexto socio-cultural e histórico del saber que se puede comunicar, antes por el contrario con la imposibilidad de una metodología flexible, comprensiva y relacional se evidencia diferencias insalvables en las prácticas y formas de comunicación del saber en el aula que generan diferencias, antes que identidades que potencien la formación desde un como aprender para un poder investigar en el aula.

El “How Know” ó saber cómo, aprende-her implica establecer en un desarrollo arqueológico de las tendencias de formación que han marcado hitos en las Escuelas Normales y creo que de igual forma en las facultades de Educación, si podemos hablar de un círculo vicioso en el sentido de mirar lo que subyace en cada cambio de tendencia, que generalmente se hace en forma inconsciente e irreflexiva, y además en las superposiciones históricas, que a veces se dan en los momentos de crisis paradigmáticos, como por ejemplo: la superposición e intersección de principios de la Escuela Nueva y la tecnología educativa que dejó como herencia hasta hace poco – creo que todavía subyace – conceptos de enseñanza, aprendizaje, formación que sé, no se enfocan en un dispositivo reflexivo, sino que se centran y concentran en un manual conformado de normas, leyes, resoluciones que lo que hacen es normal-izar las oportunidades de cambio que no tienen la posibilidad por lo anotado anteriormente y por otro lado ó en el mismo contexto reduccionista dicho manual, encierra en un simulacro – algo que se hace pero en condiciones reales no se cumple porque las variables son otras – la práctica docente en las llamadas anexas – léase añejas – que permitieron encerrar posibles modelos de avanzada, dentro de un modelo que predice y controla la realidad escolar y por ende su práctica desde unas reglas que prescriben y que en ningún momento describen la realidad.

Hoy en día, la transformación de la escuela tiene como un punto de partida esencial, las metodologías flexibles que permitan aflorar el subjetivismo, con el propósito de conocer sus concepciones y como en un forma colectiva se puede aproximar a un saber que se valide desde la experiencia, desde la experimentación y desde la expertación que permita proyectar y derivar nuevos conceptos que lleven a tornar borrosas las fronteras disciplinares, siendo fieles a los estatutos epistemológicos de cada disciplina.

En general la transformación en la comunicación didáctica del saber, se fundamenta en la transformación metodológica con fundamentación epistemológica que pase por el: desequilibrio, que conlleva al deseo y la permanente consulta de poder conocer lo que se creía conocer pero que en realidad, era siempre un cúmulo de conocimientos sin una fundamentación.

Se podría concluir que al instalar un saber pedagógico en las Escuelas Normales, implicaría hacer una “mirada sobre si misma” (la normal) con el propósito de contextualizar y conceptualizar el saber pedagógico que permita relacionar las acciones desde una mirada crítica hacia el manual (normas) y la ortodoxia epistemológica (fronteras disciplinares) que determinen que las acciones de los aconteceres escolares, sean acontecimientos que movilicen la comunidad educativa en una perspectiva orgánica y o mecánica.

 

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Licenciado en educación en Universidad de San Buenaventura Cali. Autor de la propuesta de innovación ‘El mundo de la Matemática’.
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Irma María Arévalo González
Gran Maestro Premio Compartir 2002
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