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La infocultura como eje del aprendizaje

Uno de sus rasgos destacados de este investigador es su capacidad para divulgar continuamente importantes volúmenes de referencias sobre todos los tópicos que se configuran alrededor de la educación y con especial énfasis en aquellos que viabilizan el e-learning, el aprendizaje ubicuo y a lo largo de toda la vida.

Agosto 27, 2015

Un investigador español sostiene, en conversación privada, que los latinos tenemos unos hábitos propios en el manejo de las herramientas basadas en las tecnologías de información y comunicación (TIC). Comienza a describirlas y, como es de esperar en este tipo de ejercicios, algunas son más comunes que otras, unas hacen sonreir, otras no tanto. Varían dependiendo de factores tan disímiles como el ancho de banda o la libertad de expresión disponibles.

El concepto que subyace en esta aproximación a la información en una sociedad como la actual es el de infocultura [1]. El término identifica a aquella parte aprendida de la cultura que engloba los elementos que caracterizan, durante un periodo, la comprensión y el uso de la información y de las herramientas basadas en las TIC dentro de un grupo social. Docentes y aprendices tienden a prestar poca atención a cómo se configura la infocultura en cada ámbito vital.

Infocultura identifica a aquella parte aprendida de la cultura que engloba los elementos que caracterizan, durante un periodo, la comprensión y el uso de la información y de las herramientas basadas en las tecnologías de información y comunicación (TIC) dentro de un grupo social.

Es aprendida considerando que se construye desde una circunstancia y contexto. Cada miembro de la comunidad recoge los aspectos que van a regular su desempeño de manera de acoplarse al comportamiento factible dentro del esquema de valoraciones de ese grupo social. Si cambia de organización puede hacer ajustes a ese comportamiento. Hay una parte de esa cultura que se relaciona con la valoración de la información y del uso de las herramientas para gestionarla. Existe un claro proceso de aprendizaje que va enseñando a cada quien la manera como debe desempeñarse, la persona puede adoptarlo o no. Las opciones resultantes son variadas.

En lo específico a la infocultura se pueden identificar varias dimensiones que la caracterizan. Revisémos varias de las principales en vuelo rasante.

  • Cultura de Red: Refleja la propensión a trabajar en redes interinstitucionales o sociales. Se caracteriza por la manera como la comunidad estimula o inhibe una serie de agentes para que sus miembros sean más o menos participativos y colaborativos. Los factores que afectan la comunicación en red han tenido una dinámica acelerada en tiempos recientes. Parece surgir una preocupación acerca de las implicaciones de hacer un uso “ligero” de las redes para compartir información. Sin embargo, se han identificado tópicos que requieren mayor atención para preservar la integridad de las comunidades y de sus miembros., tales como las amenazas a la privacidad o la ciberdelincuencia. El entusiasmo con el que los jóvenes latinos has empleado las redes sociales para documentar sus andanzas de todo tipo ha dejado en evidencia las vulnerabilidades de este grupo social ante agentes depredadores. Ha surgido una interesante discusión sobre si los padres deben tener acceso a la actividad en las redes sociales de los hijos menores. Polémica abierta.
  • Cultura de Información: Expresa el papel que la comunidad y sus integrantes asignan a los diferentes procesos asociados al manejo de la información. Usar fuentes verificadas y confiables, reconocer los créditos o combatir el plagio  son aspectos que se pueden ubicar en esta dimensión. En la región se percibe que los estudiantes tienen poco pudor para “copiar y pegar” material tomado de la Internet e incluirlo como propio en sus deberes académicos. Incluso han proliferado sitios que suminstran este tipo de insumos ya probados. A pesar de la existencia de software que constata en la red la originalidad de los contenidos, muchos docentes facilitan el plagio al no ser más rigurosos combatiendo esta mala práctica.
  • Acceso: Cada comunidad establece políticas que regulan el acceso tanto a la infraestructura de herramientas TIC con las que soporta sus actividades de producción de conocimiento, como a la información que se emplea en esos procesos. Dentro de una institución empresarial se establecen sistemas de seguridad que asignan privilegios a los diversos tipos de usuario y así se regula quién accede a cada dispositivo o pieza de información. Sobre estas últimas se determinan los derechos para leerla, modificarla o compartirla. Con el advenimiento de las redes sociales el uso y abuso de los recursos para compartir información ha tomado rasgos sin precedentes pues tanto oganismos oficiales, aduciendo problemas de seguridad nacional, como empresas privadas, invocando estrategias de mercadeo, como bandas criminales, sin justificarse, acceden a información sin el debido respeto a los principios de protección de datos personales o corporativos. En países con instituciones públicas encargadas de los derechos humanos debilitadas, situación que lamentablemente es frecuente en América Latina, es moneda de uso frecuente que se estigmatice a las personas empleando comunicaciones privadas o difundiendo información personal tomada de archivos sin que el ente responsable de su resguardo asuma responsabilidad alguna sobre estos actos.
  • Apropiación: Este componente resume el grado de incorporación efectiva de las herramientas basadas en las TIC a la vida productiva de una organización. Se expresa en la medida en que los sistemas digitalizados soportan las actividades de una comunidad. En las empresas financieras este tipo de recurso abarca un amplio rango de las operaciones de las instituciones. En el sistema educativo las disparidades son notables dentro de un mismo país o ciudad. Se percibe que es un sector en donde hay mucho por hacer todavía aunque en la región se identifican algunas iniciativas que son comunes. Por ejemplo, son frecuentes los programas para repartir tabletas entre escolares y, en algunos casos, a los docentes de educación primaria y secundaria. Los resultados han sido disímiles, hay casos exitosos y otros no. Algunos de los puntos débiles de estos programas son la producción de contenidos adaptados a la realidad local y la debida atención a los docentes para que sean innovadores empleando estas herramientas.

En la región se percibe que los estudiantes tienen poco pudor para “copiar y pegar” material tomado de la Internet e incluirlo como propio en sus deberes académicos.

Las organizaciones, entendidas siempre en el sentido amplio que se ha manejado en este artículo, se valen de diversos recursos para moldear su infocultura, para impulsar u obstaculizar la circulación y el uso del conocimiento generado. Así pues promueven sus valores y creencias, despliegan sus sistemas de recompensas y control, orientan el ritmo y la calidad del trabajo, establecen sus normas para el ejercicio y distribución de la autoridad, determinan las áreas para el individualismo, la creatividad y la toma de riesgos, el manejo del espacio y el tiempo, recogen elementos de sus tradiciones e historia y asumen su propio lenguaje.

Como recursos que estimulan positivamente las dinámicas de los grupos sociales están los sistemas de innovación en el trabajo, el reconocimiento a los circuitos informales de comunicación, las zonas para los diálogos y la participación productiva y, fundamentalmente, la comprensión de los estilos de aprendizaje para así dar cabida a las formas como se desarrollan todos los miembros de la comunidad.

Las organizaciones, entendidas siempre en el sentido amplio que se ha manejado en este artículo, se valen de diversos recursos para moldear su infocultura, para impulsar u obstaculizar la circulación y el uso del conocimiento generado.

Sí parecen distinguibles ciertos rasgos comunes entre los latinos dentro de estas dimensiones y su aproximación a la infocultura. Lo cierto es que todos son aprendidos y mejorables, para nuestra fortuna.

 

[1] Los conceptos sobre infocultura y sus componentes están basados, para este artículo, en un trabajo realizado por el grupo de investigación “Gestión del Conocimiento de la Universidad Central de Venezuela” y contenido en la sección “2.1.3 Lecciones aprendidas sobre las barreras a la GdC”, presentado en septiembre 2012. Documento sin publicar.

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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Docente-investigador de la Universidad Central de Venezuela
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Melva Inés Aristizabal Botero
Gran Maestra Premio Compartir 2003
Abro una ventana a los niños con discapacidad para que puedan iluminar su curiosidad y ver con sus propios ojos la luz de la educación que hasta ahora solo veían por reflejos.