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Cultura institucional para el emprendimiento y la empresarialidad en el contexto educativo

Planteamientos de nuevos escenarios para el abordaje transversal de las competencias que preparan para aprender y emprender.

Marzo 14, 2019

Una resignificación del Emprendimiento y la Empresarialidad

Para los países con economías en desarrollo con alto potencial de crecimiento, como la de Colombia, es urgente prepararse cada vez mejor para enfrentar los retos de la sociedad global a través de la formación de talento humano innovador y competitivo, con capacidad para crear, transformar y participar en los cambios del contexto para el mejoramiento personal y colectivo. Diversos estudios internacionales muestran la necesidad de desarrollar competencias para trabajar con otros, entender las diferencias y potenciarlas, así como para responder de manera efectiva a diversas problemáticas de las comunidades en situaciones de tipo social, productivo, deportivo, ambiental, tecnológico, entre otras. Estas demandas constituyen un gran reto para la educación y abren camino para la consolidación de una cultura en las instituciones educativas que fomente hábitos, actitudes y conocimientos para el emprendimiento y la empresarialidad, caracterizada por la acción sinérgica de los diversos actores involucrados y que pretenda la generación de resultados de alto impacto. 

Esta realidad ha llevado en los últimos años a resignificar en la dinámica educativa el concepto de emprendimiento y empresarialidad. Dicha resignficación ha implicado, entre otras acciones, el posicionamiento de las actitudes para el emprendimiento como objeto de formación y la identificación de diversos tipos de emprendimiento, no solamente aquellos relacionados con planes de negocio y empresarialidad sino, también, los que tienen que ver con temas sociales, ambientales, culturales, artísticos y deportivos que permiten la generación de proyectos y acciones encaminadas a atender las diversas problemáticas de la sociedad. 

Esta nueva conceptualización ha tenido origen en la mirada crítica a las experiencias que en formación para el emprendimiento se han generado en los establecimientos educativos de Colombia, como respuesta a la ley 1014 del 26 de enero de 2006, de Fomento de la Cultura del Emprendimiento. Esta ley inició en nuestro país una línea de reflexión y acción alrededor del concepto de emprendimiento que se fue introduciendo en la dinámica de las instituciones educativas del país como respuesta a lo señalado en el artículo 13 de la misma, en donde se da carácter de obligatoriedad a la educación para el emprendimiento en los establecimientos públicos y privados y en los niveles de educación Preescolar, Básica y Media. 

De acuerdo con la mencionada ley, la propuesta educativa de cada institución debe cumplir, entre otros aspectos, con la definición de un área específica de formación para el emprendimiento y la generación de empresas, la cual debe incorporarse al currículo y desarrollarse a través de todo el plan de estudios; la promoción de actividades institucionales que permitan visibilizar el trabajo realizado por los estudiantes a manera, por ejemplo, de ferias empresariales, así como con el diseño y desarrollo de módulos de formación para el emprendimiento, que se constituyan en la cátedra empresarial. El espíritu de estas acciones va encaminado a “capacitar al estudiante en el desarrollo de capacidades emprendedoras para generar empresas con una visión clara de su entorno que le permita asumir retos y responsabilidades” (Art. 13, literal 3. Ley 1014 de, 2006).

La mencionada ley ha orientado el quehacer de las instituciones educativas que han aceptado el reto y están desarrollando importantes acciones, entre las cuales sobresale: la inclusión de un área que desarrolla el emprendimiento desde los niveles de Preescolar, Básica y Media, el desarrollo de actividades institucionales que visibilizan las iniciativas empresariales de los estudiantes, la participación en redes regionales de emprendimiento, el desarrollo de una cátedra de emprendimiento que, en algunos casos, supera la visión empresarial e involucran diversas áreas del conocimiento, la articulación con el SENA (Servicio Nacional de Aprendizaje) en procesos de formación y el desarrollo de iniciativas emprendedoras en diversas áreas como la ambiental, social, artística, deportiva, entre otras.

Las reflexiones que han enmarcado esta resignificación han estado orientadas a interpretar y analizar los distintos aspectos que contemplan los conceptos de emprendimiento y empresarialidad y su relación con el contexto educativo.

El emprendimiento, es definido en  el artículo 1 de la ley 1014 del 2006, como Una manera de pensar y actuar orientada hacia la creación de riqueza. Es muy interesante para las instituciones educativas el planteamiento de esta relación directa entre emprendimiento y riqueza, entendida esta última no solo como la acumulación de capital monetario, sino también, como la consolidación de capital y beneficios en la cultura, el arte, la espiritualidad, el desarrollo social, entre otros. 

Esta idea de riqueza se complementa cuando se afirma que el emprendimiento se relaciona con la (…) creación de valor que beneficia a la empresa, la economía y la sociedad (Ley 1014 et al. 2006), aseveración que deja ver la trascendencia social que puede tener el emprendimiento, cuando su campo de acción soluciona problemas y satisface necesidades no solo en el contexto económico y productivo, sino también en diversos contextos de la sociedad. 

El emprendimiento puede entenderse, entonces, como una actitud de vida que se articula en el proceso de desarrollo humano integral y que se manifiesta en el contexto de las diferentes dimensiones del individuo: corporal, afectiva, cognitiva, social, ética, productiva, entre otras. Para que esto sea posible es importante que en las instituciones educativas se perciba el emprendimiento como una capacidad del ser humano no solo para crear empresa, sino ante todo, una capacidad para identificar problemas y necesidades del entorno y generar acciones oportunas, pertinentes, innovadoras y sostenibles que atiendan dichas necesidades o problemáticas. 

Otro concepto que ha sido producto de reflexión es el de empresarialidad, entendido en el marco de la ley 1014 como el “Despliegue de la capacidad creativa de la persona sobre la realidad que le rodea. Es la capacidad que posee todo ser humano para percibir e interrelacionarse con su entorno, mediando para ello las competencias empresariales” (Ley 1014 De Fomento de la Cultura del Emprendimiento, 2006).

Esta definición deja ver un propósito muy claro de interpretar la realidad y brindar soluciones creativas, innovadoras y de alto impacto para el desarrollo económico y productivo tanto a nivel personal como social. Este concepto devela para la dinámica educativa, la necesidad de fomentar con más intencionalidad la creatividad y la innovación en relación con el contexto, lo que permite pensar en que las ideas de negocio y de empresa busquen responder a necesidades e intereses de la comunidad y, paulatinamente, se vayan convirtiendo en simulaciones empresariales que vayan evolucionando hacia la consolidación de empresas reales que impacten de manera significativa el desarrollo económico, social, cultural de las comunidades. 

Esta interpretación de los términos de emprendimiento y empresarialidad muestra que son conceptos diferentes pero complementarios, que deben tener como hilo conductor la promoción del ser humano y de las comunidades, y deben hacer parte de los Proyectos Educativos Institucionales (PEI) y Comunitarios (PEC) que todas las instituciones y establecimientos del país han concebido como derrotero del quehacer educativo. 

En este sentido, se identifica que la formación para el emprendimiento, entendida según la ley 1014 como “el desarrollo de la cultura del emprendimiento con acciones que buscan, entre otros, la formación en competencias básicas, competencias laborales, competencias ciudadanas y competencias empresariales dentro del sistema educativo formal y no formal y su articulación con el sector productivo”, va más allá de dar conocimientos a los estudiantes para la creación de empresas, pues requiere partir de una formación integral que permita desarrollar habilidades y actitudes de creatividad, liderazgo, capacidad de organización e innovación, manejo adecuado de recursos, visión prospectiva, liderazgo, entre otros, que constituyen un espíritu emprendedor y orientan el actuar de una persona hacia acciones que busquen la satisfacción de necesidades y problemáticas en cualquier ámbito de su vida, que valore la solución y permita el crecimiento y la mejora permanente de su proyecto de vida o de sus condiciones de vida. 

Esta nueva mirada sobre el emprendimiento y la empresarialidad se ha empezado a promover desde el Ministerio de Educación Nacional de Colombia a través de la Guía 39 denominada Orientaciones para el fomento de la cultura del emprendimiento en los establecimientos educativos, en la que se invita a los establecimientos educativos del país a promover la formación para el emprendimiento con acciones que vayan más allá de la inclusión curricular de la llamada cátedra de emprendimiento y tengan como horizonte el diseño e implementación de un proyecto estratégico de estructuración y consolidación de una cultura institucional para el emprendimiento y la empresarialidad (CIEE), alrededor del cual se articulen las diversas áreas de gestión de las instituciones educativas y se involucre a los diversos actores de la comunidad educativa: estudiantes, docentes, directivos, padres de familia y comunidad en general, así como el sector productivo y las entidades gubernamentales y no gubernamentales.

Esta concepción ha dado origen al reconocimiento de nuevos escenarios en los que es posible trabajar la formación para el emprendimiento y la empresarialidad en el contexto escolar. Entre otros, es importante mencionar los siguientes:

• Emprendimiento social: Incluye los proyectos y acciones que se desarrollan para atender problemáticas o necesidades sociales. Este tipo de emprendimiento en los establecimientos educativos se manifiesta cuando se les permite a los jóvenes comprender y relacionar lo que acontece en su comunidad circundante con los conocimientos de las diversas áreas, creando escenarios de práctica social que beneficien a la comunidad. 

• Emprendimiento cultural y artístico: Se manifiesta a través de actividades y proyectos que son creados, liderados o en los que participan los estudiantes para promover el arte y la cultura. Algunos de los espacios donde se puede promover este tipo de emprendimiento en las instituciones educativas son los festivales de teatro, de danzas, las muestras artísticas, entre otros. 

• Emprendimiento Deportivo: Al igual que en los tipos de emprendimiento anteriores, es una oportunidad para que los estudiantes propongan, lideren, planeen, gestionen y desarrollen actividades y proyectos de tipo deportivo y recreativo, ya sea en la institución o con la comunidad. Tal es el caso de los juegos intercursos, actividades recreativas con las familias, vecinos, niños del barrio, entre otras. 

• Emprendimiento ambiental: El PRAE (Proyecto ambiental escolar) junto con las actividades para promover el buen uso y conservación de los recursos naturales y la generación de conciencia para el cuidado del medio ambiente, son otro escenario propicio para que los estudiantes emprendan acciones innovadoras y pertinentes ante problemáticas de tipo ambiental. Esto es posible cuando desde el diagnóstico de las problemáticas y la planeación de actividades participan y lideran los mismos estudiantes. 

Es importante señalar que este enfoque tiene como eje una educación centrada en la promoción de un desarrollo humano integral, que permita dar soluciones de alto impacto a los variados problemas que acontecen en el mundo y, de manera especial, en nuestro país, tales como los asociados a la inequidad en los niveles de desarrollo de la población y la presencia creciente de prácticas de desarrollo económico no sostenibles en términos financieros, sociales y ambientales. 

De esta manera se ha querido brindar en Colombia a las instituciones educativas y sus comunidades unos referentes de reflexión y acción acordes con las demandas mundiales que motiven generar en la educación, nuevas prácticas y formas de ver el crecimiento de las sociedades en general, donde se requieren, entre otros procesos, la formación de personas con unas competencias que les permitan desenvolverse de manera efectiva en cualquier ámbito productivo desde una óptica de una educación para el desarrollo sostenible, tal como lo enunció la UNESCO en la Conferencia Mundial de 2009:

“…debemos buscar un compromiso común con la educación que dote a las personas de la capacidad de cambiar. Una educación de ese tipo debería ser de tal calidad, que transmitiese los valores, conocimientos, aptitudes y competencias necesarios para llevar una vida sostenible, participar en la sociedad y realizar un trabajo decoroso” (Unesco-Conferencia Mundial de Educación, 2009).

En este sentido, la CIEE es una respuesta a este reto que requiere de una educación que promueva una cultura en esta línea como eje transversal, que permita afrontar la incertidumbre y solucionar problemas complejos, que se desarrolle a lo largo de toda la vida y se haga efectiva en diferentes escenarios de acción como la escuela, el hogar, el trabajo y en la sociedad en general. 

 

La Cultura Institucional del emprendimiento y la empresarialidad, un enfoque de gestión integral

Esta resignificación del emprendimiento, su relación con la empresarialidad y el reto de la consolidación de una cultura institucional favorable, se manifiesta en una mejora en las relaciones de colaboración al interior de las instituciones, en el ejercicio de liderazgo, la eficacia en la consecución de aprendizajes y la planificación como camino para la realización de una visión compartida. Genera, además, ambientes propicios para la formación de personas críticas y éticamente comprometidas, expresivas, conscientes de sí mismas, que buscan nuevas significaciones en su proyecto de vida, para trascender, superar sus dificultades, lograr sus metas con iniciativa y creatividad teniendo un sentido de responsabilidad personal y social.

El fomento de la CIEE requiere de la institución educativa un esfuerzo coordinado y sostenido para establecer una estructura organizacional coherente con el emprendimiento, a partir de un horizonte institucional claro, con una filosofía, una razón de ser y una proyección de su gestión en el tiempo, que deje ver su interés por formar personas integrales.

Estos elementos deben hacer parte de Instituciones educativas que emprenden y aprenden desde la formulación de planes de acción hasta las correcciones y mejoras permanentes que le permiten salir adelante y cumplir las metas propuestas. Desde este punto de vista, es importante que la actitud emprendedora se vivencie desde la misma dirección de la Institución, con un grupo de líderes que estén convencidos de lo que hacen, que impriman confianza a su equipo de trabajo sin importar el cargo, con innovación permanente en lo que hacen, capacidad de trabajo y sobre todo que demuestren interés por ser cada vez mejores.

Esto es posible cuando las instituciones educativas comprenden la multidimesionalidad e interdependencia que tienen estas competencias con las diversas áreas del conocimiento y con los diferentes espacios de formación que tienen los estudiantes y cuando reconocen cuál es el rol de cada una de sus gestiones ante la consolidación de dicha cultura. 

En este sentido, cada una de las gestiones de la institución educativa (directiva, administrativa, académica y de la comunidad) a partir de una sinergia institucional, puede vincularse de manera explícita y organizada con la estrategia de creación de cultura del emprendimiento en aras de la consolidación de una cultura que favorezca el desarrollo de una mejor calidad de vida para la comunidad. 

Hace parte de la autonomía institucional direccionar este proceso formativo teniendo en cuenta definir una postura que deje ver un enfoque de un emprendimiento integral, que abarque otras esferas del desarrollo humano complementarias a la dimensión empresarial y se sitúe desde la mirada de desarrollo actual, la cual es global pero a la vez local e institucional.

En conclusión, el fomento de la cultura del emprendimiento y la empresarialidad en el contexto educativo no es solo una respuesta a un lineamiento legal, es, ante todo, una oportunidad de fortalecimiento del proyecto educativo institucional y de articulación de la comunidad educativa para la consolidación de una propuesta de formación integral y pertinente que brinde a los niños y jóvenes las herramientas suficientes para desarrollar su proyecto de vida y contribuir al desarrollo de la sociedad. 

 


Referencias

  • Kelley, D., Singer, S., & Herrington, M. (2011). Global Entrepreneurship Monitor. Retrieved from http://www.gemconsortium.org/docs/download/2409
  • Ley 1014 De Fomento a la Cultura del emprendimiento. Congreso de la República (2006, 26 de enero), Colombia.
  • Ministerio de Educación Nacional. (2012). Guía 39. La Cultura del Emprendimiento en los Establecimientos Educativos. Orientaciones generales. Bogotá.

 

Lea el contenido completo en la página web de la Editorial Magisterio.

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Carlos Enrique Sánchez Santamaria
Gran Maestro Premio Compartir 2011
Con el apoyo de las tecnologías logré que los estudiantes convirtieran el pasado de exclusión que vivió éste municipio lazareto en un pretexto para investigar, conocer la historia y conectarnos con el mundo.