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Liderazgo directivo y su influencia en el comportamiento de otros
Un buen líder puede promover un plan de mejoramiento basado en el aprendizaje organizacional que contribuye al cumplimiento de la misión de las instituciones educativas.
Un factor que tiene incidencia en la calidad de una institución educativa es el relacionado con el reconocimiento del liderazgo del rector, pues es él o ella el motor fundamental de los procesos de mejoramiento y cambio que se adelantan en la institución.
Al respecto, Leithwood (2009) propone cuatro dimensiones básicas del liderazgo que se presentan en las instituciones educativas, pues no existe una sola forma de ejercerlo, estas son: propósitos hace referencia a la visión de la escuela, las metas y sus propósitos, los modelos de las mejores prácticas, de acuerdo con los valores importantes de la organización, personas son los estímulos intelectuales y apoyo personalizado que reciben los miembros de la organización, estructura que se refiere a las formas de la participación de comunidad educativa en las decisiones escolares y al monitoreo de las actividades de la escuela y cultura relacionada con las altas expectativas de resultados de acuerdo con las oportunidades de aprendizaje que s ele brindan a los estudiantes, la construcción de una cultura escolar productiva y las relaciones con la comunidad y como estas son percibidas por los docentes, padres, estudiantes y administrativos [1]
“El liderazgo puede definirse como el conjunto de procesos que orientan a las personas y a los equipos en una determinada dirección hacia el logro de la excelencia y el aprendizaje organizacional, primordialmente por medios no coercitivos”.
Existe, por tanto en el líder, una fuerte implicación entre la influencia en el comportamiento de otros y el logro de las metas. “la mayoría de las definiciones de liderazgo reflejan el supuesto que implica un proceso de influencia social en el que una persona [o grupo] ejerce influencia intencional sobre otras personas [o grupos] para estructurar las actividades y relaciones en un grupo u organización” (Yukl, 2002), de modo que las actividades y las relaciones que se llevan a cabo en las instituciones son dependientes del proceso de influencia que orienta la acción.
Por tanto, “el liderazgo puede definirse como el conjunto de procesos que orientan a las personas y a los equipos en una determinada dirección hacia el logro de la excelencia y el aprendizaje organizacional, primordialmente por medios no coercitivos” (Pozner, 2000. p.9).
Con base en lo anterior, podemos afirmar que, la esencia misma del liderazgo es movilizar hacia la excelencia desde la persuasión convencida, éste no puede entenderse separado de los procesos de aprendizaje. Ya que la escuela es, por definición y por encargo social, la institución primordial para el desarrollo de los aprendizajes de sus miembros, por tanto es en ella donde podemos comprender las dimensiones de dichos aprendizajes.
Desde la perspectiva de Senge (1995) las organizaciones inteligentes son aquellas “donde la gente expande continuamente su aptitud para crear los resultados que desea, donde se cultivan nuevos y expansivos patrones de pensamiento, donde la aspiración colectiva queda en libertad, y donde la gente continuamente aprende a aprender en conjunto”.
Es por esto que un buen líder puede promover un plan de mejoramiento basado en el aprendizaje organizacional que contribuye al cumplimiento de la misión de las instituciones educativas.
[1] Liderazgo escolar y prácticas educativas: en búsqueda de significado y confianza
Edith Magali Marciales León & Natali Serna Guerrero, Tesis para optar al título de
Magister en Educación, Universidad de los Andes. 2015
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