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De la esclavitud a la servidumbre

Cuando cae el imperio romano, se acaba el modo de producción esclavista en Europa e inicia el modo de producción feudal.  

Agosto 2, 2017

Una persona esclava era como una cosa a la que se podía comprar y vender, no tenía opinión, no tenía libertad, no tenía derechos humanos; sus sentimientos, gustos y necesidades no eran tenidos en cuenta por nadie.

Una persona esclava era propiedad del esclavista (amo), y él podía hacer lo que quisiera con estas persona; los hijos y las hijas de las personas esclavas eran propiedad también del esclavista.

El esclavista o amo, podía disponer de su esclavo o esclava incluso sexualmente. Le podía castigar, cortar una mano, encerrarle, venderle o maltratarle. Pero, también, para el esclavista su esclavo o esclava representaba un valor económico, por tal razón le cuidaba, le alimentaba, le proporcionaba medicinas cuando enfermaba; el esclavista no pretendía que su esclavo o esclava muriera, pues perdía una propiedad y para remplazarle debía nuevamente comprar otro esclavo o esclava y esto le representaba inversión. 

Una persona en condición de esclavitud no tenía libertad, pero si tenía “protección”: Se le alimentaba, tenía un lugar para dormir, se le daba medicinas, se le cuidaba de alguna manera para que siempre estuviera con salud y fuerza para el trabajo. La esclavitud era una forma de vida sin libertad, llena de injusticias, de maltratos pero con cierta “seguridad y protección”.

Cuando cae o se derrumba el imperio romano, uno de los grandes logros de las personas esclavas fue lograr su libertad, acabar con la esclavitud. ¿Pero les sirvió de algo ese gran logro, de qué les sirvió la libertad, cuál fue el precio que tuvieron que pagar, qué ganaron con esto? La libertad representaba la posibilidad de decidir, de ir adonde se quisiera, de casarse o a mar a quien quisiera, de hacer lo que quisiera.

Suena muy bonita la libertad y de hecho es bonita y muy valiosa esa libertad; pero para lograr esa libertad se necesita tener recursos económicos para poder comprar lo que quiera, vivir donde quiera y hacer lo que quiera, es así, una persona pobre, sin recursos económicos no puede hacer lo que quiera, porque, sencillamente, no tiene con qué, no tiene recursos económicos, no puede comprar lo que quiera, o comerse lo que quiera y, mucho menos, vivir como quiera o donde quiera.

Lo mismo que sucede hoy día: las personas pobres aparentemente tienen libertad, pero no tienen el dinero para comer lo que quieran, sino deben comer lo que pueden; no pueden vivir donde quieran y no como quieran, sino vivir en donde les alcance o vivir incluso en la calle. La libertad sin recursos económicos es una libertad mentirosa, es una aparente libertad.   

Cuando los esclavos y las esclavas ganan la libertad con la crisis del imperio romano, realmente no ganan casi nada, lo único que ganan es no tener un amo que signifique su dueño, poder escoger quién, desde ese momento en adelante, les castigaría o, mejor dicho, escoger en dónde vivir, claro está, dependientes de otro dominante, que ya no era su amo, pero sería su señor, un señor también maltratador y humillante.

Ganaron el hecho de pensar que ahora serían libres… aparentemente “libres”, pues seguían siendo pobres y mucho más pobres que cuando eran esclavos y esclavas.

Eran mucho más pobres porque ya no tenían un plato de comida, la que, mal que bien, les daba su amo, tampoco tenían un sitio en donde dormir, ya no tenían la porqueriza que tenían en la casa de su amo.

Ahora, con la aparente libertad, tenían que comprar la comida, pagar la dormida y las medicinas cuando enfermaban. Pero el problema era que no tenían recursos con qué hacerlo. Ahora dependían de un señor, de un señor feudal, un rico que ya no era su amo, pero que podía pagarles lo que se le diera la gana. Los esclavos y las esclavas, que ahora eran “libres”, tenían que trabajar para el señor feudal como sirvientes, para ganarse un plato de comida y un horrible lugar para vivir.

Los ricos que antes eran los amos esclavistas, se convirtieron en los señores feudales y siguieron siendo ricos y poderosos. Los pobres que antes eran esclavos se convirtieron en sirvientes pero seguían siendo incluso peor de pobres: unos pobres que creyeron haber ganado la “libertad”.

 

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Escrito por
Docente del área de Ciencias Sociales en el grado 7º, en el Colegio Fernando Mazuera Villegas IED J. T., Bogotá, Colombia.
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Rubén Darío Cárdenas
Gran Rector Premio Compartir 2016
Concibo al maestro como la encarnación del modelo de ser humano de una sociedad mejor. Él encarna todos los valores que quisiera ver reflejados en una mejor sociedad.