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Redes sociales, crudeza versus morbo

Pese a que muchas veces los social media y los medios de comunicación tradicionales pudiesen estar más proclives a la exposición morbosa de sucesos, creo que en buena parte de lo que hemos podido tener acceso, en especial en el caso del niño sirio, me resulta más crudo, ya que termina reflejando una realidad ¨áspera¨.

Septiembre 10, 2015

Con lo que ha venido sucediendo en la frontera colombo-venezolana y la oleada de inmigrantes sirios muertos en su intento por llegar a Europa, es que me resulta imposible centrar mi mirada en esta columna sobre poder que pueden tener las redes sociales, al momento de poder desnudar nuestras profundas debilidades. Estos escenarios digitales nos han permitido a muchos de nosotros vivir en primera persona el drama vivido por personas cuyo único pecado ha sido ser ¨humildes¨, al recibir una dosis de crudeza que nos hace un llamado imperioso a volver a una humanidad que algunos han venido perdiendo.

Como académico, siempre he intentado ser consecuente para destacar las bondades pero también los riesgos que vivimos ante el contacto de la tecnología y su uso en nuestro día a día. En algunos casos la tecnología (en especial las redes sociales) puede ayudarnos a darnos cuentas de sucesos que nos confronta ante las más crudas realidades de nuestra condición humana. Ello, al permitirnos debatir sobre las diferencias que observo entre el ¨morbo¨ y la ¨crudeza de la realidad¨; así como también del necesario rol pedagógico que debemos hacer para intentar entender y debatir el contacto que podemos tener ante este tipo de hechos.

¨la tecnología (en especial las redes sociales) puede ayudarnos a darnos cuentas de sucesos que nos confronta ante las más crudas realidades de nuestra condición humana¨

Para la Real Academia de la Lengua Española (RAE), morbo es entendido como la “atracción hacia acontecimientos desagradable”, mientras que la crudeza es definida como  “Rigor o aspereza”.  Pese a que muchas veces los social media y los medios de comunicación tradicionales pudiesen estar más proclives a la exposición morbosa de sucesos, creo que en buena parte de lo que hemos podido tener acceso, en especial en el caso del niño sirio, me resulta más crudo, ya que termina reflejando una realidad “áspera”: el de la inmigración forzada por las guerras en sus países de origen. En casos como los aquí citado, las redes sociales pueden convertirse en espacios, no solo, caracterizados por la viralización de mensajes (muchos de ellos quizás morbosos), sino también como canales que nos permite asumir nuestras debilidades como sociedad y confrontar nuestros parámetros de moralidad y sensibilidades, también.

No dejo de reconocer el peligro que hoy tenemos al momento de confundir el morbo con la crudeza que puede traer consigo los medios tradicionales y la sobre-exposición que tenemos ante los escenarios digitales actuales, pero más que centrar el debate solo en torno a juzgar la pertinencia o no de las fotos publicada sobre el drama sirios y colombianos en Europa y la frontera colombo-venezolana en las redes sociales, convendría preguntarnos si necesitamos tener este tipo de dosis de extrema realidad para abrir el debate de lo que nos distingue del resto de seres vivos en este mundo, nuestra capacidad de razonar. Son muchas ventajas, retos y peligros latentes que traen consigo las redes sociales en la actualidad, pero los casos aquí expuestos, como los vividos en Ayotzinapa, Primavera Árabe, protestas en Venezuela de 2014, entre otros sucesos que se visibilizaron desde los social media, nos permiten poner a debate la necesidad de educar desde el debate sobre la asunción de una postura más comprometida con las terribles consecuencias de las guerras, injusticias y desigualdades de nuestro mundo. Ello, al colocarnos ante acontecimientos que, si los viésemos editados desde los medios de comunicación tradicionales, quizás no nos haría revisar nuestros más profundos valores, a nivel personal y como sociedad. Hecho que deberíamos confrontar críticamente, intentando mantener el carácter pedagógico, al momento de debatir sobre las implicaciones que traen consigo el contacto con este tipo de realidades, sin importar la distancia que acontecen.

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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Escrito por
Profesor titular de la Facultad de Educación de la UNIR (España).
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Melva Inés Aristizabal Botero
Gran Maestra Premio Compartir 2003
Abro una ventana a los niños con discapacidad para que puedan iluminar su curiosidad y ver con sus propios ojos la luz de la educación que hasta ahora solo veían por reflejos.