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El aula fuera del aula
Una experiencia que sacó a los estudiantes de su formación habitual y los introdujo en la selva amazónica. Una práctica pedagógica que juntó a la naturaleza con la tecnología móvil.
Este año estoy cumpliendo 17 años como docente, en los cuales me he orientado por la Religión (mi título es en Teología), Ética y Ciudadanía, y la apropiación pedagógica de las TIC. Por mi labor docente han pasado miles de niños, docentes y comunidad de casi todas las regiones del país, en las cuales, de una u otra forma, se ha sembrado una pequeña semilla de transformación y de encuentro con las múltiples posibilidades que brinda el explorar, discernir, aprender y mejorar la calidad de vida.
Durante estos años de práctica pedagógica me he encontrado con muchas barreras frente a dos principios que he logrado construir de repensar el ejercicio que realizó: la experiencia significativa como gran modelo de aprendizaje y el aula fuera de aula, como el gran tablero y libro de aprendizaje, ya que al parecer algún gran pedagogo estipuló el dogma de que el ser humano aprende encerrado entre cuatro paredes, olvidado cómo se construyó la raza humana y que, solamente, si aislamos del mundo a los estudiantes, ya sea en el salón de clase o en la casa, van a concentrarse y recibir por osmosis el verdadero valor de los contenidos.
A ratos parece que los adultos solo queremos proporcionan herramientas tanto emocionales como cognitivas para interactuar en el mundo, y olvidamos que la verdadera interacción se da más allá de los muros.
Un ejemplo televisivo sobre esto es el Capítulo 488 de la temporada 23 de Los Simpson, cuando el Superintendente Chalmers le enseña a Bart y a sus amigos sobre historia, sacándolos del aula, involucrándolos en la exploración e indagación de la vida del presidente 26 de los Estados Unidos, Theodore Roosevelt, provocándolos a aprender y sobretodo enamorándolos de la historia.
Hace un par de meses tuve la oportunidad, gracias al programa Smart School de Samsung, de realizar la primera actividad de su Aula Nómada Smart School, un ambiente de aprendizaje portátil, con tabletas, gafas de realidad virtual y desde la medida de los posible, conectividad, que ofrece a los niños colombianos nuevas oportunidades para crear, innovar y divertirse en diferentes zonas del país, por medio de la apropiación de tecnologías en sus procesos de aprendizaje.
En la primera travesía de la Nómada tuve la oportunidad de compartir con 12 niños de la Comunidad Ticuna de Tarapoto, que hacen parte de la sede Institución Educativa José Antonio Galán, anexa a Institución Educativa Agropecuaria San Francisco de Loretoyaco en Puerto Nariño, Amazonas. Durante ese mágico día, más allá de las horas de viaje en lancha y el inclemente clima, compartimos con ellos su vida, experiencia de vida y cultura con la mediación de dispositivos móviles, en donde aprendimos de su entorno de una forma distinta y con una tecnología que, aunque la tienen en sus colegios, no había llegado hasta su comunidad y mucho menos se había inmerso en su día a día dejándoles entender que no solo sirven para jugar.
En esta experiencia del aula fuera del aula el mejor componente de la clase fue la naturaleza, resignificar sus transformaciones, los cambios cromáticos del cielo, las nubes que se mueven, los olores de la selva, el silencio del amanecer, el esfuerzo de subir una montaña o la suave emoción de las olas que van y vienen que, al articularse con las tabletas, incorpora la tecnología en los procesos de enseñanza evidenciando ciertos comportamientos en los niños.
Inicialmente los niños sienten curiosidad por explorar y conocer acerca de la tecnología. En poco tiempo la convierten en un instrumento para aprender, compartir, enseñar, divertirse, jugar y comunicarse con otros que tengan intereses similares desde su propia historia y contexto.
De allí que el Nómada Smart School le dé importancia al aprendizaje móvil, personalizado, colaborativo, interactivo y ubicado en el contexto, el cual presenta características singulares que no posee el aprendizaje tradicional, logrando articular la pintura, cuentos, juegos, entorno, historias de vida y la creatividad digital.
De esta experiencia ha surgido el reto de hacer más cosas, más clases y más proceso de aprendizaje en diferentes entornos, ya que definitivamente si provocamos a nuestros estudiantes y les brindamos diferentes herramientas los resultados van a ser satisfactorias en el proceso de formación integral que todos llevamos.
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