Dar alas a las palabras para que se desplieguen por la oración y vuelen a través de los textos para que los estudiantes comprendan la libertad del lenguaje.
Es casi contradictorio que, hoy por hoy, cuando todos al unísono hablamos de la educación como base del desarrollo económico y social se sigan manteniendo estereotipos de género que condenan a la educación a la mediocridad y a la desigualdad.