Una alta movilidad social, pilar de la meritocracia y la igualdad de oportunidades, permite a los individuos de una sociedad que su futuro dependa de sus propios méritos y no de características fuera de su control como su sexo, raza o trasfondo familiar.
La educación ha sido un instrumento para la movilidad social en Colombia. Sin embargo, persisten importantes brechas entre lo urbano y lo rural, y sobre todo de género. Aunque las mujeres presentan mayor movilidad educativa que los hombres, esta no se ve reflejada en sus ingresos laborales.