Si bien no podemos utilizar con todos nuestros alumnos y alumnas una misma solución para que aprendan, sí que debemos saber que el aprendizaje es más fácil cuando emociona.
Esta valoración debe abarcar cómo el estudiante está actuando y el modo como se relaciona con sus condiscípulos y maestros para alcanzar el aprendizaje que se le propone.
En la actualidad los jóvenes nacen inmersos en una cultura que cambia asiduamente y demandan nuevas competencias para mantenerse vigentes, lo que ha dado lugar a nuevos estilos en su formación.