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Los padres ausentes
¿Cómo promover una mayor participación del hogar en el proceso formativo de los niños?
Uno de los retos más grandes de mi vida la tuve la primera vez que me enfrente a un salón de clases. Previa a la experiencia, pensaba que sería más fácil, pues el hecho de tener un grupo de estudiantes dentro de una infraestructura de cuatro paredes y transmitir conocimiento sería para mi algo manejable, es decir sencillo. Jamás imaginé las verdaderas realidades que una vez entrará al aula, tendría que enfrentarme.
La labor docente implica confrontarse día a día con diferentes personalidades, creencias, razas, posturas de pensamientos, que no sólo hace referencia a los estudiantes sino que también involucra a sus familias.
La falta de interés o compromiso de los padres de familia en la ayuda a los procesos educativos conllevan a desestabilizar el trabajo del docente, dado que los niños no cuentan en su hogar con la ayuda para hacer las tareas y por lo tanto se limita las posibilidades de desarrollo de habilidades y destrezas previstas en el aprendizaje.
El poco apoyo escolar en casa, finalmente incide en el bajo rendimiento académico y en la poca potenciación de los talentos de los niños.
Ante este problema, considero que las instituciones educativas deben promover proyectos donde se hagan fuertes los vínculos escuela-padre-docente. Crear espacios para compartir entre estos tres actores donde se invite a la realización, por ejemplo, de proyectos de literatura, ciencias, juegos o matemáticas. Esto con el fin de motivar y aumentar los vínculos de los padres de familia con los procesos de aprendizaje de sus hijos.
Por otra parte, un mayor protagonismo de los padres puede contribuir a la proyección de la formación en la educación media y profesional de los jóvenes, fortalecer la seguridad en sí mismos que a su vez ayudará para enfrentar retos más allá de los académicos en cualquier escenario de la vida adulta.
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