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¿Qué cualidades diferencian a un buen profesor?
Conozca 5 actitudes y características que identifican a los maestros sobresalientes. Algunos tips para aplicar en el aula de clases y en la práctica pedagógica diaria.
Todos hemos conocido a algún educador que marcó nuestra experiencia académica de alguna manera en el colegio o la universidad. Pero, ¿qué lo separó del resto? ¿Qué característica de su labor o personalidad hizo que dejara una huella tan profunda en sus estudiantes?
En esta blog compartimos 5 conductas y rasgos de la personalidad que identifican a los maestros sobresalientes de las aulas de clases.
1. Se superan a sí mismos y adquieren nuevas herramientas
Como todo buen profesional, un maestro dedicado a su trabajo buscará constantemente maneras de perfeccionar sus habilidades, explorar nuevas herramientas y aprender más a diario hasta convertirse en un experto en su materia. Nunca se dejan vencer por el orgullo ni sienten que es demasiado bueno para escuchar recomendaciones, buscar mentores o ni seguir avanzando.
2. Tiene actitud positiva y ama su trabajo
El maestro que ama su trabajo es fácil de reconocer, ya que transmite una sensación de vitalidad y energía positiva en sus clases. Constantemente también cuenta con un sentido del humor y un ingenio que motiva a sus estudiantes a aprender con ellos, sin importar lo “dura” o “aburrida” que pueda ser la clase que imparte.
3. Sabe escuchar a sus estudiantes y se adapta a sus necesidades
Un buen profesor sabe cuándo escuchar a sus estudiantes y cuándo brindarles apoyo emocional. Además, entiende que el ambiente del aula de clases es uno dinámico, por lo que no siempre se puede seguir todo al pie de la letra. El maestro exitoso sabe adaptar sus planes y lecciones para involucrar más a sus estudiantes.
4. Tiene claros sus objetivos
El maestro sobresaliente tiene claro lo que quiere para sus estudiantes. Por eso, trabaja de forma consistente a pesar de las dificultades. Tampoco espera resultados inmediatos ni gratificación instantánea: sabe que sus esfuerzos darán frutos al final.
5. No le teme al cambio
Impartir un curso monótono y uniforme es un antídoto contra la motivación de los estudiantes. El buen profesor conoce el valor del cambio, la innovación y la sorpresa a la hora de infundir vitalidad y emoción en sus lecciones. No teme experimentar con nuevos recursos, arriesgarse ni salirse un poco de la norma para alcanzar sus metas.
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