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La importancia del campo y la fotografía como estrategias de formación en el aula

Estas prácticas reflexivas han sido un aporte para acabar con un esquema habitual de aprendizaje, ambas favorecen la producción de nuevos conocimientos.

Junio 21, 2021

Actualmente, los maestros han asumido grandes responsabilidades en el aula de clase, teniendo en cuenta la falta de recursos que se presentan en algunas de ellas. Ninguno de estos maestros abandona su escuela, sus sueños y sus propósitos por más difícil que sea la situación, siendo así el objetivo, cambiar el mundo de sus estudiantes. A continuación, daremos a conocer la labor de dos grandes maestros: Juan Fernando Valderrama y Claudia Patricia Espitia, cada uno de ellos enfatiza que la práctica reflexiva es el eje de la transformación de los docentes en las escuelas.

El profesor y nombrado director del periódico “El Humanista” Juan Fernando Valderrama presenta con estudiantes del INEM José Félix de Restrepo ubicado en Medellín. Su proyecto Taller de comunicación y medios, como parte de sus estudios en la formación profesional en Comunicación Social y Periodismo, reitera que el propósito inicial con sus estudiantes de bachiller es lograr la alfabetización tecnológica; es decir, estar asociado en un entorno moderno, puesto que herramientas audiovisuales como: cámaras, videos, exposiciones, maquetas, personajes míticos desde disfraces personalizados y muchas más dinámicas, desenvuelve a sus estudiantes en temas literarios, porque da la importancia a historias o crónicas con el uso de estas oportunidades tecnológicas que nos ofrece el siglo XXI.

Este proyecto tiene un gran impacto mayormente con la población juvenil, los estudiantes entre 9no a 11vo grado, demuestran día a día su capacidad al utilizar este tipo de herramientas, ya que son jóvenes que han nacido y crecido con la tecnología. El profesor Valderrama en su conferencia llamada “Medios de comunicación: Un camino hacia el fortalecimiento de habilidades” desde la Universidad de la Salle presentada el Viernes 23 de Abril lo cual dice: “No deseo que sean consumidores sino autores de los medios”. Es así, como se da provecho a una de las generaciones que ha crecido plenamente en la era digital con ordenadores y acceso a internet en todo momento. Para mejorar la escritura creativa y fortalecer la lectura crítica, se crea este proyecto desde la articulación de fotografía (su manejo profesional), el lenguaje audiovisual (cartografías), la crónica periodística y la autobiografía ficcionada.

Según Kattán “La fotografía como herramienta pedagógica y expresiva en procesos comunitarios” (2011, Pág.114), esto lleva a pensar a sus estudiantes el desarrollo de la fotografía en un proceso artístico colaborativo donde una alfabetización de la fotografía representa un proceso colectivo. En este, se puede evidenciar el proceso donde todos los alumnos toman fotos o intervienen en las fotos que el maestro toma; dibujan o escriben sobre sus negativos, apartándose del concepto de autor único y la figura del creador individual. Por otra parte, Ramirez (2013) considera que la fotografía, en tanto lenguaje, arte y patrimonio cultural, tiene en sí misma un valor incalculable, pero además es un hacer cotidiano que entusiasma a todo tipo de personas.

Además, con el aprendizaje y uso de las técnicas de la fotografía y video, los estudiantes son capaces de exponer sus ideas, puesto que, emplean el lenguaje verbal y no verbal, valorar la importancia estética y cultural de los productos audiovisuales, y de esta  misma forma, expresar sus pensamientos y emociones. Todo estos elementos aportan a una mejora cognitiva y contribuyen a la consolidación de un pensamiento crítico. Dicho en palabras de Domingo, A. Gomez, V. (2014) quienes señalan que “la reflexión hace que la práctica se proyecte sobre el espejo del pensamiento para analizarla y reajustarla” (pág. 2)

Por otro lado, la maestra en el área de Ciencias naturales Claudia Patricia Espitia, quien trabaja en la sede rural Zanja Abajo perteneciente a la Institución Educativa Técnica Nuestra Señora de Nazareth ubicada en el municipio de Chinavita Boyacá, como parte de sus experiencias laborales, y como dice ella “Su aprendizaje vivencial” da paso a su proyecto “Aprendo y me divierto en mi huerta escolar”. A través de este, da  importancia a la siembra y cosecha en la escuela, ya que considera que los estudiantes no deberían salir del campo, sino desde su maravilloso territorio aportar a la ciudad promoviendo un pensamiento innovador, empresarial y a su vez el respeto a la biodiversidad.

A partir de ello, la maestra cuenta su experiencia a través de su proyecto, viéndose plasmado en la recolección de ingredientes tales como los tubérculos, esto con el fin de la elaboración de distintos platos típicos de la región como el cocido boyacense. Por otro lado, se tienen en cuenta ingredientes para recrear postres desde su cosecha de guayaba para preparar jalea y bocadillo. A través de su proyecto, logra incentivar a cada uno de sus estudiantes para que reconozcan el valor significativo que tiene el campo en la vida de todos los seres humanos, que no abandonen la riqueza de sus tierras, luchen por mejorar la calidad de vida de ellos mismos y de sus habitantes.

Adicionalmente, en su saber pedagógico la maestra nos permite reconocer la importancia de la acción participativa del estudiante en este proyecto para seguir formándose como ser sentipensante, así como menciona, Borda (2009) ”el hombre sentipensante es el que combina la razón y el amor, el cuerpo y el corazón, para deshacerse de todas las (mal) formaciones que descuartizan esa armonía y poder decir la verdad”(Pág. 10).

Es por esto, que el impacto del proyecto realizado fue tanto para sus estudiantes como para los padres de familia, quienes estaban totalmente agradecidos. Esta propuesta ayudó para que cada familia tuviera en sus casas una huerta en la cual, sembraran cada alimento para subsistir sin necesidad de comprarlo. La maestra además recalca que el tiempo en familia es primordial, este proyecto ha ayudado a las familias a estar más cerca; cada uno se hace responsable de una actividad de la siembra y entre todos logran la cosecha de los alimentos, finalmente felices de aportar y tener su propia huerta.

Podemos concluir que, estas prácticas reflexivas han sido un aporte considerable para acabar con un esquema habitual de aprendizaje, ambas favorecen significativamente la producción de nuevos conocimientos desde diferentes proyectos innovadores, donde el uso de la fotografía y el cuidado del campo son ahora incentivo para estudiantes de primaria y bachillerato a su búsqueda autónoma de nuevas ideas que generen un pensamiento con diferentes perspectivas del mundo.

Referencias:

 

Imagen fauxels en Pexels

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Escrito por
Estudiantes de la Universidad de la Salle, Bogotá – Colombia.
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