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Pobreza, asunto de buena educación

No perdamos la oportunidad de poner por encima de los acuerdos de paz el mejoramiento de la calidad de la educación.

Julio 18, 2016

Según las cifras del DANE de 2015, en Colombia viven en pobreza extrema el 7,9 % de personas, es decir hogares en donde los ingresos están por debajo de $408.436 mensuales, y en pobreza el 27,8 %, cuyo ingreso por hogar no supera los $894.552.

“La toma de las armas era una de las pocas opciones de generación de ingresos que tenían para salir de la pobreza”

Si bien los indicadores mejoraron con relación al 2014, que eran para la pobreza extrema del 8.1 % y para la pobreza del 28,5 %, los porcentajes de 2015 reflejan el gran trabajo que falta por hacer, tanto en las ciudades como en las zonas rurales en donde el indicador se acerca al 18 %.

Con relación a la desigualdad, que se mide por medio del coeficiente de Gini -que calcula la desigualdad de los ingresos- se pasó del 0,538 en 2014, a 0,522 en 2015, entre más cerca de 1 más desigual es el país. (Informe DANE sobre pobreza 2015).

Al revisar estas cifras, vemos que seguimos estando en un país pobre e inequitativo, pues el 61,7 % de los colombianos solo tiene para lo necesario, según revela El Tiempo.

De lo anterior se deduce que es necesario mejorar la calidad de la educación que recibimos los colombianos, pues está demostrado que la educación de excelencia es una herramienta poderosa para combatir la pobreza y la desigualdad. Es así que los mayores esfuerzos de mejoramiento deben focalizarse en el 35,7 % de las personas que viven en pobreza y en pobreza extrema.

Más que hablar de paz, los colombianos deberíamos priorizar el tema de la educación. Por ejemplo, al escuchar testimonios de ex combatientes de diferentes grupos armados, al responder de las razones del por qué ingresaron a los mismos, no son pocos los que dicen que la toma de las armas era una de las pocas opciones de generación de ingresos que tenían para salir de la pobreza.

Una vez firmados los acuerdos de paz que una gran mayoría de colombianos anhelamos, la tarea del Gobierno y la sociedad es mostrarles diferentes opciones de generación de ingresos dentro del marco de la ley a los miles  de niños y adolescentes que se están formando hoy en día en el país.

Pero esas nuevas opciones de mejoramiento de la calidad de vida parten de las enseñanzas inculcadas en el hogar, en las instituciones educativas y en la sociedad en general, en donde cada uno de nosotros tiene algo que aportar, así sea algo mínimo como ser un buen vecino.

Establezcamos la educación como agenda prioritaria de la sociedad, exijámosle a los políticos y empresarios un verdadero compromiso para combatir la inequidad.

En la editorial del periódico El Tiempo del lunes 21 de febrero de 2005, titulado Un modelo contra los pobres, se decía que “hoy en día son pocos los políticos y empresarios que realmente son conscientes de la situación de pobreza e inequidad que tiene el país, pues aún subsisten una gran cantidad de discursos sobre la reducción de la pobreza que son inversamente proporcionales a lo que de verdad se hace para reducirla, ya que los fondos que el gobierno dirige para que la desigualdad que hay en la sociedad colombiana sea menos grande no llegan a los pobres, sino que, por lo general, terminan en las manos de los sectores medios y altos”.

Descripción de una triste realidad que en siete años es poco lo que ha cambiado, ya que nos quedamos con el tema de la paz omnímodos, como si este fuera el principal problema de los colombianos, dejando a un lado temas importantes como el del mejoramiento de la calidad de la educación.

Y aunque son muchos los esfuerzos que sean hecho para intentarlo, como ‘Colombia al filo de la oportunidad’, dos planes decenales de educación, un sin número de reformas al sistema implementadas por el Ministro de Educación y los Secretarios de Educación de turno, numerosas investigaciones y estudios que dan cuenta de los problemas y posibles soluciones para mejorar la calidad de la educación, iniciativas juveniles como la MANE y Todos por la Educación, entre otros, aún falta camino por recorrer.

Por eso hago un llamado: no perdamos la oportunidad de poner por encima de los acuerdos de paz el mejoramiento de la calidad de la educación.

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Abogado, con especialización en opinión pública y mercadeo político y Magíster en Educación.
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Diego Fernando Barragán Giraldo
Gran Maestro Premio Compartir 2004
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