Con el apoyo de las tecnologías logré que los estudiantes convirtieran el pasado de exclusión que vivió éste municipio lazareto en un pretexto para investigar, conocer la historia y conectarnos con el mundo.
El reto no está en decretar la enseñanza de la paz, sino en diseñar un currículo escolar capaz de hablar del conflicto armado y de las víctimas desde un enfoque territorial.
Es urgente que el Ministerio de educación replantee lo que ha dado en llamar “Cátedra de la paz”, de lo contrario, esta no pasará de ser una “bonita” intención.
Para ser un profesor competente en esta nueva coyuntura se requieren profesores que reconozcan sus posiciones políticas para tomar distancia de ellas cuando están frente a sus estudiantes.
Tenemos un currículo que no está pensando el posconflicto y cuya respuesta, del Ministerio de Educación, es un decreto que obliga a los colegios del país a crear la llamada “Cátedra de la Paz”.