No es la hora de claudicar, pero tampoco lo es la de permitir el desgaste de la movilización ciudadana. Es el momento de la sensatez y de las decisiones estratégicas.
La institución educativa que no esté en condiciones de proporcionar formación en el manejo de las TIC a sus estudiantes, no podrá cumplir con las exigencias del mundo actual y se irá quedando a la vera del camino, hasta desaparecer.
La pandemia nos regaló la pausa para repensarnos como seres humanos y como maestros, y nos hizo aguzar los sentidos y revalorar los misterios, los milagros y las enseñanzas que esconde el medio natural.
La escuela reclama maestros creativos que conviertan “lo que nos está pasando” en laboratorio para resignificar nuestro estar en el mundo y cuestionen nuestra relación con el planeta.