Los niños que crecen separados de sus padres alcanzan menos hitos de desarrollo y tienen niveles significativamente más bajos de desarrollo general que los niños que crecen con sus padres.
Si queremos mejorar las oportunidades de éxito para los niños, una de las palancas más poderosas para el cambio son las actitudes, creencias y comportamientos de los adultos que los rodean.