Con demasiada frecuencia, los estudiantes piensan que no son creativos porque algo como dibujar o tocar un instrumento no les resulta fácil. Cambie esa percepción así.
El proceso de crear y el espacio que se da para ello ayudan a mejorar la salud mental de los estudiantes, luchando contra la depresión y ansiedad que genera el siglo XXI.
Tenemos que ver a nuestros alumnos, ver qué les inspira, qué les llama la atención, qué se les da bien, qué les entusiasma, cuáles son sus miedos o temores.
Necesitamos de nuevas formas pedagógicas que inviten al descubrimiento de las ciencias, ensayar la articulación entre la expresión del sujeto y la sistematización conceptual.