Cuando los estudiantes abandonan la artificialidad del aula tradicional y entran al mundo real, rápidamente descubren que todo está unido, no fragmentado (como las asignaturas).
Invito a los docentes a una reflexión crítica sobre esta tradicional práctica de aula no alineada con la pedagogía activa ni las metodologías docentes emergentes.
Abro una ventana a los niños con discapacidad para que puedan iluminar su curiosidad y ver con sus propios ojos la luz de la educación que hasta ahora solo veían por reflejos.
La práctica pedagógica ayuda a salir de una restricción de saberes y conocimientos, tales como la conformidad con el hecho de solo instruir al alumno, pues esta restringe la labor.